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Unidas contra la tiranía del peso

Dos modelos se suman al partido Women’s Equality de Reino Unido para promover una imagen más saludable en las maniquíes

Las modelos Rosalie Nelson y Jada Sezer.
Las modelos Rosalie Nelson y Jada Sezer.

Las dietas severas forman parte del día a día de muchas modelos que quieren cumplir con las exigencias de agencias y pasarelas. Sin embargo, cada vez son más las profesionales que se rebelan contra las estrictas medidas corporales necesarias para triunfar en el negocio de la moda. El último paso lo han dado Rosalie Nelson, que se vio obligada a adelgazar sin control para ser contratada; y Jada Sezer, una modelo de tallas grandes que se cansó de que su carrera estuviera limitada a las firmas XL. Las dos se han unido a la campaña #NoSizeFitsAll lanzada por el partido Women’s Equality de Reino Unido. Su objetivo es acabar con la “tiranía del peso” en la moda y las consecuencias que tiene en la autoestima y los trastornos alimentarios para el resto de la sociedad.

Esta nueva campaña se lanzó en Twitter la semana pasada y, según cuenta Sophie Walker, fundadora del partido, su primer objetivo es que los diseñadores introduzcan dos tallajes diferentes para cada prenda, uno de ellos de una talla 40 o mayor. Inciden especialmente en el control del Índice de Masa Corporal (IMC) de las modelos y piden que no sea inferior a 19. En este aspecto, Julia Vidal, directora del centro Área Humana y experta en trastornos alimentarios, ve un pequeño avance y un gran problema: “El IMC normal está entre 19 y 25. Que se regule en las pasarelas es un paso importante, pero aún queda mucho por hacer. Después desfilarán chicas con un índice de 19 o 20. Pero las que tengan 24, aun dentro del lo normal, seguirán sintiéndose gordas”, explica Vidal. “La clave está en valorarnos tal y como somos”.

A esta misma conclusión llegaron Rosalie Nelson, de 24 años, y Jada Sezer, de 27, antes de unirse al WEP. Hace un par de años Nelson se vio obligada a reducir sus caderas para conseguir un contrato, de 92 a 88 centímetros. Después le dijeron que debía adelgazar “hasta que se le notaran los huesos”. “Me quedé en shock, pensando: ‘Físicamente no puedo perder más peso”, cuenta a The Guardian. Renunció y se fue a una agencia más pequeña, donde ha vuelto a su peso. La popularidad de Jada Sezer en Instagram le ayudó a firmar con la agencia Models 1 y desfilar en la semana de la moda de Londres. Pronto se dio cuenta de que acababa de empezar y ya había tocado techo: “Sentí que era una modelo de talla grande restringida a trabajar solo con marcas XL”, cuenta también a The Guardian. Renunció a las pasarelas y está a punto de sacar su propia línea de ropa.

Tal y como cuentan Nelson y Sezer, las exigencias de la moda afectan duramente a las mujeres que quieren ser modelos y mantenerse sanas, por eso decidieron formar parte de #NoSizeFitsAll. Pero los cuerpos de maniquíes que se ven en las pasarelas y las revistas afectan también a las personas de a pie. Esas imágenes relacionan delgadez y belleza con el éxito en la vida. Julia Vidal explica que dan la idea de que tenemos que ser como ellas para ser felices. “Creemos que nos representan y todo lo que se aleja de eso genera frustración y malestar con nuestro cuerpo”, cuenta.

En los últimos años cada vez más movimientos reivindican una belleza real e inclusiva. Desde varias famosas que posan sin maquillaje, hasta los nuevos diseños de la muñeca Barbie, pasando por la chica que desveló los engaños que sus fotos “perfectas” en Instagram. Si estas iniciativas, unidas a la lanzada por el partido Women’s Equality, consiguieran hacer que viéramos modelos más realistas, según la psicóloga Vidal, “podrían cambiar las expectativas de imagen corporal, habría menos malestar emocional, ayudarían a que se redujeran los trastornos corporales y alimentarios y aumentarían la aceptación y satisfacción con nuestro cuerpo”.

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