Responsables e irresponsables
Por Belén de la Banda @bdelabanda, periodista.
La 'vuelta al cole' está resultando este año especialmente dura. Siguiendo, a ratos de cerca y otros de lejos, las negociaciones parlamentarias, de investidura, o encaminadas futurible o hipotéticamente a formar un Gobierno que ya se demora demasiados meses en nuestro país, no puedo evitar pensar en qué manos estamos. Y me preocupa mucho que no veo en el discurso de ninguno de estos líderes - me refiero a los que suben a la tribuna parlamentaria, se reúnen entre ellos o convocan a los medios para ir dosificando las decepciones- una muestra suficiente de responsabilidad sobre lo que tienen entre manos, que son las necesidades básicas de una ciudadanía cada vez más agotada y escéptica.
La responsabilidad, al contrario de lo que se ha repetido tanto estas últimas semanas, no debería estar solo en hacer lo mínimo para constituir un Gobierno, aunque sería muy de agradecer dado que ya hemos votado un par de veces para animarles a la tarea. No debería estar sólo en reformular sus propuestas, que cada vez suenan más descafeinadas, para ajustarlas a lo que los otros estarían dispuestos a ceder.
La responsabilidad debería centrarse de forma sencilla y contundente en asegurar los servicios básicos vitales para quienes se enfrentan al sufrimiento, la precariedad, la pobreza, o quienes huyen del terror. No hay futuro sin ellos. Sería un programa de gobierno o un texto de acuerdo que la mayoría de la sociedad respaldaría, y que los otros grupos políticos no se atreverían a ridiculizar.
Y, aunque tarde en llegar a este punto, la responsabilidad estaría también en salvar la fuente justa y digna de financiación de esos servicios y necesidades básicas esenciales: los impuestos. Me da miedo ver cómo se minimizan los casos de corrupción vinculados a la elusión y la evasión fiscal, como se hace tan irresponsablemente en tantas declaraciones. No ayuda en absoluto esta antipedagogía a que seamos conscientes de que entre todos contribuimos a lo importante, y que el reparto de las cargas tiene que ser justo. Que tienen que pagar más quienes más tienen. Ya lo sé, es de Perogrullo. Pero no parece que lo tengamos resuelto. Y si no, miremos la evolución de los diferentes tipos de impuestos que pagamos en nuestro país en los últimos años, y cómo ha crecido la carga para las personas de a pie, mientras las multinacionales y las grandes fortunas encuentran todo tipo de sistemas para eludir su responsabilidad, a este lado o aquel de las fronteras de la ley.
Cada vez estoy más de acuerdo con Tilvas Ngozi, el joven de Zambia cuya imagen ilustra esta entrada, a quien tuve la suerte de conocer unos meses atrás en una visita del proyecto #TaxJusticeTogether. Ninguna persona que se sienta ciudadana puede quitar el ojo de cómo se gestionan los impuestos en su país, y cómo se financian los servicios que atienden las necesidades básicas, aquí o en Zambia. Merece la pena ver cómo habla, sencillamente, un ciudadano responsable:
Este texto forma parte de la jornada de acción europea por unos impuestos más justos Tax Justice Blogging Day. Es posible seguir las publicaciones en blogs de distintos países y apoyar la acción compartiendo su contenido en redes sociales con la etiqueta #taxjustice.
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