El cuento de la bruja
Con gran estrépito se congratulaban los órganos policiales de la detención de cierta mujer a la que acusan de ser responsable de 15 incendios en Galicia. En la noticia que trascendió a los medios se ponían de manifiesto sus problemas psicológicos, destacando los rasgos más pintorescos de su enfermedad. Recuerda uno entonces las clases de filosofía y piensa que esto encaja en las estrategias de manipulación: el pirómano como persona solitaria que quema, destruye y arrasa, y no como mano del poder que abre terreno para recalificar (véase ley de montes de 2015) y luego prevaricar, ignorando el medio ambiente. Esa ley, de los días de la mayoría absoluta, supone que ya no tienen que pasar 30 años para construir en suelo quemado. Nuestros políticos, que nos toman por niños, piensan que con este cuento de la bruja (¡ay!, la que robaba en cementerios) no veremos la realidad, más hiriente e inmisericorde.
No son estos locos la principal amenaza de nuestros bosques, que no nos engañen. Los montes gallegos tal vez se quemen desde un escaño del Congreso.— Óscar Rivero Salgado. Xinzo de Limia (Ourense).
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