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Seres Urbanos
Coordinado por Fernando Casado

El ciudadanismo y el nuevo municipalismo en España

Ada Colau en una fiesta de barrio en Barcelona. Foto del Ajuntament de Barcelona

El papel protagonista que la última edición de Bienal de Venecia reservó a Ada Colau, invitándola a pronunciar la conferencia inaugural, advierte de cómo la alcaldesa de Barcelona ha devenido emblema de una nueva forma de gobernar las ciudades, basada en una mayor preocupación por cuestiones básicas para el bienestar social, una mayor transparencia en las cuentas públicas y la disposición de órganos participativos que aseguren que la voz de los administrados será escuchada y atendida en los asuntos que les conciernen. Además del de Barcelona, ese nuevo municipalismo se he hecho con algunos de los ayuntamientos más importantes de España, entre ellos el de su capital, Madrid, aunque es cierto que Ada Colau aparece como su exponente más carismático.

Lo que pasa es que la realidad está demostrando que los nuevos aires en el gobierno de las ciudades se limitan a un intento por restaurar algo de lo que fue el estado del bienestar y una renovación de orden cultural, en el sentido de relativa al estilo de hacer y de decir de los representantes políticos, pero en absoluto una modificación de la distribución del poder y la riqueza de las ciudades, que continúa en manos de los de siempre. Es verdad que las nuevas alcaldías se han nutrido en buena medida de los antiguos nuevos movimientos sociales —entre ellos el de los indignados del 15M—, pero también lo es que en algunos casos han supuesto un restablecimiento más o menos disimulado de viejos gobiernos, como en Barcelona, donde gobiernan ahora, de la mano de Ada Colau, los mismos partidos que dirigieron la ciudad entre 1977 y 2011.

Pero son los representantes del nuevo municipalismo quienes más insisten en desmarcarse de lo que fue el proyecto transformador de la izquierda revolucionaria. De hecho, sus representantes se niegan en redondo a aparecer asociados a cualquier ideología radical y dan la impresión de no estar adheridos a ideología concreta alguna. O al menos así estaba siendo hasta que Ada Colau dio con una denominación de origen doctrinal adecuada: ciudadanismo.

Pero, ¿qué es el ciudadanismo? Digamos que el ciudadanismo es una ideología en pro de la reforma moral del capitalismo y que representa una renovación estética de las socialdemocracias europeas y la desembocadura de los restos derrotados de lo que en algún momento fue la izquierda radical. El ciudadanismo se plantea como una especie de democraticismo radical que trabaja en la perspectiva de realizar el proyecto cultural de la modernidad en su dimensión política, que entendería la democracia no como forma de gobierno, sino como modo de vida y como asociación moral. El ciudadanismo no llama al desmantelamiento del sistema capitalista, sino más bien a su reforma moral, reclamando una agudización de los valores democráticos abstractos y un aumento en las competencias estatales que la hagan posible. Se trata entonces no tanto de impugnar el capitalismo como desorden del mundo, sino más bien de atemperar sus “excesos” y su carencia de escrúpulos, invocando la noción de ciudadanía como una especie de difusa ecúmene de individuos supuestamente libres, iguales en derechos y debidamente imbuidos de valores cívicos.

Interesa sobre todo como el idealismo de la ciudadanía exalta una visión casi mística del espacio público, imaginado a la manera de un territorio ideal de consenso y reconciliación presidido por la figura del ciudadano, un personaje hipotético en el que se cancelan los antagonismos y que encarna la posibilidad imposible de una tregua entre segmentos sociales con intereses incompatibles, que aceptan olvidar sus contenciosos en nombre de un ámbito de coincidencia en que las viejas clases sociales se funden en pos de metas de convivencia compartidas, todo ello en nombre de valores universales de igualdad, justicia y participación.

Pero en la práctica, lo máximo que están consiguiendo los nuevos municipalismos en España es mejoras sociales elementales y el despliegue de nuevos discursos y nuevas escenificaciones de las correcciones políticas de cada momento, que muestran a los gobiernos preocupados por los temas de interés que señalan las agendas mediáticas. A ras de suelo, lejos de las proclamaciones solidarias y las teatralizaciones de las virtudes ciudadanas, son los de siempre quienes siguiendo detentado el poder real, aquel que solo existe concibiendo las ciudades como negocio y poniéndose a su servicio.

Comentarios

Me ha parecido un artículo interesantísimo y del que se podría intentar darle más difusión, puesto que se trata de re flexionar y hacer valer el poder del dinero en pro de la mejora de las condiciones sociales de la ciudadanía, se trataría de buscar la fórmula para que esto fuera posible, es una visión totalmente distinta a la que hemos vivido con anterioridad, no se trata de capitalismo ni de comunismo, ni de ricos ni de pobres, se trata de entender una sociedad homogénea con la belleza o locura de su disparidad.https://youtu.be/nOatrXGc0do
la canción se ha quedado incompleta, lo siento, pero ya faltaba poco para que terminara
Me ha parecido un artículo interesantísimo y del que se podría intentar darle más difusión, puesto que se trata de re flexionar y hacer valer el poder del dinero en pro de la mejora de las condiciones sociales de la ciudadanía, se trataría de buscar la fórmula para que esto fuera posible, es una visión totalmente distinta a la que hemos vivido con anterioridad, no se trata de capitalismo ni de comunismo, ni de ricos ni de pobres, se trata de entender una sociedad homogénea con la belleza o locura de su disparidad.https://youtu.be/nOatrXGc0do
la canción se ha quedado incompleta, lo siento, pero ya faltaba poco para que terminara

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