A la vuelta del verano

Por Belén de la Banda, @bdelabanda periodista

La semana pasada, en un taller sobre escritura, evocábamos con cinco compañeras nuestros primeros encuentros personales con el hambre y la pobreza: salían, en distintos contextos y con momentos importantes que nos habían ayudado a descubrir algo especial, a entender de otra forma el mundo, a tomar decisiones importantes en nuestras vidas.

Unas cuantas de esas experiencias, curiosamente, venían de experiencias en campos de solidaridad de organizaciones como Setem. Este año se cumplen 25 de mi primera experiencia personal de este tipo: en Ecuador, en una comunidad indígena muy aislada. Acercarse con buena voluntad y mucho interés por entender y aprender es una enorme riqueza.

Recordamos especialmente los momentos en los que la realidad nos ha roto los esquemas. En que hemos recibido la acogida generosa de personas que no tenían casi nada, y grandes enseñanzas de personas que apenas sabían leer... Después, hemos vivido muchas veces situaciones similares. La responsabiidad moral nos acompaña siempre. Apoyar, seguir en contacto, difundir. El compromiso no es fácil de abandonar. Y ocurre que, con cierta frecuencia, al encontrarnos con los compañeros de estos veranos tan especiales, veinte años después, comprobamos que, de una u otra forma, siguen en ello.

Pienso en las personas que ahora, este verano, empiezan a asomarse a otras realidades, y deseo que sean capaces de dejar que todo eso nuevo que conocerán este verano les acompañe siempre. Para que no abandonden la tarea de conocer para comprometerse.