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Seres Urbanos
Coordinado por Fernando Casado

Urbanidades sonoras: músicas itinerantes

Por Alba Marina González-Smeja *

Imagen de Pablo Riesco "Kalaka".

El pasado lunes 27 de junio de 2016, en horas de la tarde y en el Laboratori d'Antropologia de la Facultat de Geografía i Historia de la Universitat de Barcelona (UB) se llevó a cabo el seminario titulado Urbanidades sonoras. La actividad circunscrita en el marco de los seminarios permanentes del Observatori d'Antropologia del Conflicte Urbà (OACU), estuvo a cargo de Denise Falcao y Frank Marcon, ambos de origen brasilero y en estancia investigativa en universidades catalanas.

La primera en exponer fue Falcao, doctoranda en Estudios interdisciplinarios en ocio y sociedad de la Universidade de Minas Gerais, dirigida en la UB por el Dr. Manuel Delgado, con la exposición titulada: Músicos callejeros en Barcelona: Entre las ordenanzas y las transgresiones. El segundo fue Frank Marcon, con doctorado y postdoctorado en Antropología por el Instituto Universitário de Lisboa y Universidade Federal de Santa Catarina (Florianópolis- Brasil), respectivamente y en estancia en la Universitat de Lleida dirigida por el Dr. Carles Feixa, con la exposición titulada: Kuduro: juventudes, diásporas y expresiones identitarias en Brasil, Angola y Portugal.

La intervención sobre los músicos callejeros de Barcelona provino de una tesis doctoral (en curso) sobre este fenómeno en Rio de Janeiro y Barcelona y estableció varios niveles comparativos. El primero, recayó en los antecedentes o planteamiento base de una investigación en la que se ha planteado comparar a una ciudad sudamericana, en la que no existen restricciones para tocar en la calle, con una ciudad europea cuyas reglamentaciones, en ese sentido, se han visto potencializadas a través de la implementación del Modelo Barcelona. El segundo, recayó en la comparación del Parc Güell -con sus propias normativas para tocar (no institucionales)- y los alrededores de la Catedral de Barcelona, acreedores desde el año 2004, de un control municipal que exige un carnet (proyecto Música al Carrer) que establece limitaciones de tiempo, espacio, volumen e incluso de géneros musicales. El tercero, recayó en la comparación de espacios regidos por el carnet -y su respectiva asignación de puntos por sorteo- con aquellos en los que tocar en la calle resulta una absoluta transgresión a las ordenanzas urbanísticas.

Por su parte, la intervención sobre el Kuduro (culo duro) se derivó de un profundo interés investigativo y docente en aspectos asociados con la resistencia negra, expresiones urbano musicales, estilos de vida juveniles, etc., y en la que terminó destacando un itinerario urbano y diaspórico. Este recorrido comenzó en barrios periféricos de Luanda de manos, o más bien del cuerpo, de su población más joven (12-22 años) y cultivadora de un género musical que mezcla otros como la sungura, el afro beat, kisomba, semba y ragga, oscilando entre la expresión nacional y marginada. El viaje continúo a ciudades como Lisboa, a través del desplazamiento de personas de origen angoleño –a causa de la situación política, social y económica de este país- adquiriendo carácter nacional o quizás más bien representativo de las periferias lisboetas. Esta especie de itinerario geográfico triangular hizo una última parada migratoria (angoleña) en Salvador de Bahía, donde el potencial rítmico del Kuduro y las tecnologías de la comunicación que lo acompañan, se ha hecho con su propio espacio, aunque esta vez de forma más exótica y enarbolada a través de la programación musical de Noches africanas.

En su conjunto, las actuaciones de música en la calle como opción u obligación laboral a falta de otras oportunidades, y la música que nace de la calle, de la desigualdad social, de la expresión cultural y de la contemporaneidad tecnológica y musical, fueron temáticas analizadas desde la relación entre dominantes y dominados, entre la cultura hegemónica y contra-hegemónica, entre centros y periferias. No obstante, desde el cuerpo sonoro y danzante parecieran transgredirse temporalmente órdenes, poderes y fronteras establecidas, haciendo emerger de las ciudades lo urbano.

Alba Marina González-Smeja es integrante del Grup de Recerca sobre Antropologia del Conflicte Urbà (GRACU-GRECS)

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