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PORQUE LO DIGO YO
Columna
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Carácter

A La Pulga le hace falta precisamente todo lo que vuelve a Maradona intragable: El Pelusa era una fuerza de la naturaleza

Lionel Messi, tras perder la final de la Copa América Centenario.
Lionel Messi, tras perder la final de la Copa América Centenario.NICHOLAS KAMM (AFP)

Messi ha anunciado su retirada de la selección argentina. No puede más. Por más que sea un genio, el mejor del mundo, un prodigio nunca visto, el mayor goleador de la historia con la camiseta albiceleste... No lo logra. En la última Copa América Centenario tampoco se llevó el título a casa. Suma cuatro finales frustradas. Su palmarés con el Barcelona da vértigo, pero con su equipo nacional no ha podido ganar un solo torneo de primera línea.

En días como hoy, uno comprende por qué Maradona fue histórico. Sí, El Pibe puede resultar irritante. Tenía problemas con las drogas. Hacía trampas. Se metía (y se mete) altisonantemente en política. Insulta gratuitamente a la gente. Y con todo, guió a Argentina a una Copa Mundial y a una Artemio Franchi.

Uno quisiera que la vida fuese justa y que triunfase Messi: el buen chico que no se mete en líos. El ejemplo de fair play. Messi nunca ha alzado la voz, jamás ha soltado una mala palabra. Es tan suave, tan para niños, que en su campaña publicitaria más visible promociona patatas fritas.

Y sin embargo, a La Pulga le hace falta precisamente todo lo que vuelve a Maradona intragable: El Pelusa era una fuerza de la naturaleza. Se creía lo que hacía sin importar que resultase arbitrario o absurdo. Y se lo hacía creer al resto del equipo. Su personalidad transformaba a sus compañeros en psicópatas del fútbol, temibles máquinas de ganar.

Para ser el mejor del mundo, no basta con ser el mejor del mundo. También es necesario carácter: esa cualidad que no necesariamente te hace una persona agradable... pero te hace líder.

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