#MoreInCommon: las lecciones de Jo Cox para el 26J
Ayer fue 22 de junio y Jo Cox –la diputada laborista asesinada brutalmente en el Reino Unido hace ahora una semana- hubiese cumplido 42 años. Su marido, decenas de amigos y una muchedumbre anónima le rindieron tributo en Londres, mientras equipos de Oxfam en medio mundo nos congregaban a trabajadores antiguos y actuales para hacer lo propio. En el caso de Madrid, el encuentro no solo fue enormemente emotivo, sino que adquirió una relevancia particular por la presencia de representantes de los cuatro partidos principales que concurren a estas elecciones y cuyos miembros firmaron por decenas un cariñoso texto de recuerdo a Jo y apoyo a su familia.
Este crimen puede haber influido de manera definitiva el resultado del referéndum británico sobre la pertenencia a la UE, pero adquiere también una relevancia especial para nuestro propio proceso electoral.
Como recordábamos un grupo de amigos en un pequeño artículopublicado en eldiario, Jo pasó por la vida tomando partido. Nunca fue tibia, nunca neutral. Su posición del lado de las víctimas se mantuvo firme incluso cuando las instituciones a las que pertenecía adoptaban posiciones diferentes. Apoyó la nominación de Jeremy Corbyn como líder laborista para retirársela después, decepcionada por su desempeño. Exigió el cumplimiento de las leyes internacionales y confrontó la insoportable ambigüedad de los socialdemócratas europeos con respecto a los refugiados exigiendo una respuesta firme en Siria y en Europa. Su discurso exigiendo la admisión de los 3.000 menores no acompañados a los que el Parlamento británico negó asilo es un tributo al sentido común, a la ley y a la compasión política.
Jo también participó de manera vibrante en la campaña por la permanencia del Reino Unido en la UE. Pero, como recordaba algún comentarista en estos últimos días, ni siquiera en este caso se situó del lado del statu quo. La Europa a la que aspiraba, la que conocía muy bien tras años de trabajo en Bruselas y por la que peleó de manera decidida hasta su muerte, es una Europa muy diferente de la que hoy se ofrece a los ciudadanos de la UE: menos cobarde, más compasiva, más consciente del modo en el que las diferencias sociales extremas y la xenofobia pudren los fundamentos que nos sostienen. Lo que es más importante, niegan lo que realmente nos une. #MoreInCommon.
Son lecciones extraordinariamente valiosas para la cita del próximo domingo. Muchos de nosotros votaremos pensando en lo que no queremos bajo ninguna circunstancia, antes de lo que realmente nos ilusiona. Pero incluso eso puede ser suficiente si sabemos de qué lado estamos: del lado de los refugiados a los que nunca admitió España; del lado de los más de tres millones de niños en nuestro país que cargarán durante una vida entera con la experiencia de la pobreza que están viviendo hoy; del lado de los desahuciados y de los que ningún indicador macroeconómico podrá levantar de la cuneta.
Y seguiremos de su lado cuando estas elecciones hayan pasado, gobierne quien gobierne. Porque, como nos recordó Jo Cox, merece la pena seguir jugando siempre del lado de los perdedores.
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