Todos los hombres de DiCaprio
EN HOLLYWOOD la amistad siempre ha cotizado a la baja. Lo mismo que el amor. Triunfan las crónicas de rivalidades entre actores, sus traiciones, los detalles de desamores y desencuentros. Como tratando de confirmar que detrás de los focos nada es tan almibarado. Apuntalando la idea de que en la cima se está muy solo.
Algo así pensó la periodista Nancy Jo Sales cuando en los noventa descubrió la pandilla que rodeaba a Leonardo DiCaprio. Eran Tobey Maguire, Lukas Haas, Kevin Connolly, Jay R. Ferguson, David Blaine y Harmony Korine, un grupo de jóvenes actores que iban de juerga en juerga en una Nueva York burbujeante. Se habían ganado el apodo de la Pussy Pose y DiCaprio era su líder, el Rey Leo. Sales pronosticó que aquello no duraría. Que la competencia disolvería la camaradería. Se equivocó.
Y lo hizo por una razón muy cinematográfica: el pilar de su unión fue una promesa infantil. DiCaprio y Tobey Maguire eran dos niños actores que peregrinaban por los circuitos de audición de Los Ángeles. Provenían de matrimonios divorciados, vivían en similares apartamentos de baja estofa y tenían grandes sueños de celuloide. Habían trabajado esporádicamente en televisión cuando en 1990 se conocieron en el casting para la serie Parenthood. Leo se quedó el papel, como ocurrió siempre que coincidieron. Pero ese día prometieron que se ayudarían buscándose trabajos, pasase lo que pasase en sus carreras.
Después llegó Lukas Haas. Había protagonizado al cándido niño de Único testigo y se presentó a las pruebas para Vida de este chico. DiCaprio también le arrebató el personaje, pero le brindó una pandilla. Al trío se fueron incorporando los demás niños actores que pasaron la adolescencia de casting en casting, sin que el éxito de Leo les enfrentase. Lo convirtieron en epicentro de su amistad. Viajaban con él a los rodajes, guardaban su dinero e incluso ejercían de guardaespaldas. De puertas hacia dentro, ellos ejercían de madre, padre, agente, hermanos y niñera de DiCaprio durante la veintena y la treintena.
Hoy, el tiempo y la edad han aplacado la furia de los festejos, pero ni rastro de fractura en la hermandad. La Pussy Pose sigue en pie, celebrando también los éxitos de los demás. Tobey Maguire actuó con DiCaprio en El Gran Gatsby y Lukas Haas coincidió con él en El renacido. Al resto la cuarentena les pilla arañando gloria en la pequeña pantalla. Es el caso de Jay R. Ferguson en Mad Men o Kevin Connolly en El séquito. Harmony Korine triunfó con su largometraje Spring Breakers. Y aunque algunas cosas han cambiado en el reino, el Rey sigue en el trono, Oscar en mano. El único en lograrlo, de momento, y también el único que conserva su fama de conquistador impenitente. El que sonríe cuando los hijos de sus caballeros, casados, le llaman “tío Leo”. En la cima, a veces, no se está tan solo.
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