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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Clinton hace historia

La exsecretaria de Estado de EE UU será la primera mujer candidata a la Casa Blanca

Hillary Clinton se dirige a sus seguidores en un mitin en New Jersey.
Hillary Clinton se dirige a sus seguidores en un mitin en New Jersey.Steve Sands (WireImage)

La consecución en las primarias demócratas del número necesario de delegados ha dado a Hillary Clinton la nominación para aspirar a la presidencia de EE UU. Aunque, sin duda, su victoria sea un logro histórico que rompe un techo de cristal para las mujeres, sería tremendamente injusto considerar como algo no igualmente importante el brillantísimo currículum de la aspirante demócrata.

Editoriales anteriores

Se trata de una profesional de éxito en la abogacía que, tras un paréntesis forzoso para no incurrir en conflicto de intereses con su pareja —lo cual no le impidió impulsar importantes reformas sanitarias y educativas— , se lanzó a la política primero como senadora por Nueva York, después como precandidata a la presidencia de EE UU y jefa de la diplomacia estadounidense.

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Resulta histórico también el que con Clinton por primera vez no se coloca a una mujer en el llamado ticket para atraer un determinado voto, como en elecciones anteriores al nominar a mujeres como candidatas a la vicepresidencia; ella representa un proyecto propio y ella ha ganado la nominación tras una dura pugna con un candidato correoso, que no ha abandonado la carrera hasta el último momento y con un gran tirón entre el electorado de izquierdas: Bernie Sanders.

Ha querido el destino, y los votos de los simpatizantes del Partido Republicano, que su rival en las elecciones de noviembre sea la antítesis de los valores y la visión de EE UU y el mundo que Clinton representa. La misoginia, la insolidaridad, el aislacionismo y la arrogancia en política exterior son los principios que no ya defiende, sino de los que presume Donald Trump. Pero hace bien Clinton en no minusvalorar las opciones del multimillonario. La docena larga de rivales republicanos que han quedado por el camino dan testimonio de lo nefasto que es no tomarse a Trump en serio. Porque Clinton ha ganado la candidatura, pero aún le queda la batalla más importante: la Casa Blanca.

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