Indecentes abusos bancarios
En memoria telegráfica recordamos las preferentes, los desahucios por impago de hipotecas injustas, las cláusulas abusivas o las comisiones


Habrá que proteger a la banca de (algunos) banqueros.
La retahíla de abusos financieros no cesa. En memoria telegráfica, recordamos el tsunami de las preferentes, cuasi-acciones de riesgo que se vendían como obligaciones garantizadas, arruinaron a miles de ahorradores, fomentaron la indignación populista y acabaron con los tribunales dando la razón a los más vulnerables.
O los desahucios múltiples aún recidivantes, por impago de hipotecas injustas (a altos tipos), estúpidas (concedidas con engaño a gentes sin posibles), opacas (escribían lo contrario de lo prometido a viva voz), tramposas (basadas en autotasaciones falseadas), imprudentes (prestaban más del 100% del valor supuesto), y al cabo inicuas, y que también acabaron con los tribunales a favor de los engañados, sobre todo el de esa UE que tanto odian los redentorismos populistas.
O las abusivas cláusulas-suelo aún coleando en Luxemburgo por la retroactividad de la compensación: trileras por falta de transparencia, y también —no se habla de esto— por la asimetría de las cláusulas túnel: el cliente paga un mínimo (suelo) digamos del 3,5%; y se le exige un máximo (techo) de digamos el 12% —caso real—: la carga cruje al consumidor, nunca a la banca.
Obviemos las comisiones por servicios sin apenas valor añadido (tarjetas, transferencias) para sumar beneficios, algo difícil concediendo créditos dado el tipo de interés cero. Machacan a los clientes frágiles, pues los fondones aprovechan su renta de posición para negociar que se los eliminen en las operaciones... sofisticadas.
Concluimos en la moda de hoy mismo, esas cláusulas de hasta el 5% que varios bancos imponen al cliente para blindarse si cancela anticipadamente su hipoteca a tipo fijo (penúltima moda dados los fiascos judiciales de las variables) cuando el tipo esté más bajo de aquel al que se concedió, y genere pérdidas al prestador. Bendecidas por el bendito Banco de España (ya le arrearán en Fráncfort y Luxemburgo), son asimétricas: no prevén compensar al cliente si el banco logra plusvalías y no pérdidas. Y porque su cuantía (hasta el 5%) duplica el tipo medio de estos créditos (2,5%).
Asimétrico significa en estos casos injusto, desequilibrado, perjudicial, antiequitativo, abusivo. Indecente.
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