Fósiles fuera
Por Anna Pérez Català (@AnnaPerezCatala), coordinadora de campañas de Climate Tracker.
Protesta en una mina de carbón y central térmica en Alemania.
Abril ha batido otro record. Este pasado abril de 2016 ha sido el más cálido de la historia, igual que lo fueron enero, febrero y marzo. El aumento global de la temperatura ya está alrededor de los 1,1ºC respecto la media entre 1951-1980. Según los meteorólogos, el 25% del aumento de temperatura desde la era industrial se ha producido prácticamente en el último año. Estamos llegando a un punto de no retorno.
Esta semana se resumen en Bonn las negociaciones de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático. Después del Acuerdo de París de diciembre pasado, donde los países se comprometieron a reducir sus emisiones, ahora deben decidir como implementarlo para 2020.Las reuniones, las grandes palabras, los pasillos del centro de convenciones en Bonn… nada de estas conferencias transmite la urgencia real de la problemática climática. El lema de estas negociaciones es “estamos acelerando la acción climática”, pero lo cierto es que aún no está claro como vamos a mantener el aumento de la temperatura a 1.5 grados, el nivel seguro para la tierra, mientras estudios de Naciones Unidas y varias otras organizaciones independientes afirman que vamos a superar los 3 grados.
El sentimiento de urgencia lo impulsa la sociedad civil. Estas dos últimas semanas decenas de miles de personas alrededor del mundo participaron en la mayor oleada global de desobediencia civil en la historia del movimiento climático.Los activistas salieron a las calles, ocuparon minas, bloquearon líneas férreas, remaron en kayaks y organizaron reuniones comunitarias en 13 países y 5 continentes, yendo más allá de las protestas convencionales.
El objetivo principal era acabar con la era de los combustibles fósiles. El carbón, el petróleo y el gas deben quedarse bajo tierra si queremos parar el cambio climático, pero también si queremos una democracia más sana, sin lobbies fósiles impidiendo las políticas energéticas renovables.
Una de las acciones fue en Barcelona, donde 350BCN y Greenpeace Cataluña organizaron una performance para enterrar las energías contaminantes. Comenzaron con una marcha fúnebre que salió desde la Bolsa de Valores hasta plaza Sant Jaume, donde se llevó a cabo un funeral artístico para Endesa, Gas Natural y Repsol.
Según Yve Ramirez, de 350BCN, “España ha estado andando en la dirección equivocada, y por eso exigimos que de un giro y tome las medidas necesarias para que, de una vez, los combustibles contaminantes queden bajo tierra y den paso a un nuevo modelo energético”. Las grandes empresas que denunciaron tienen una gran responsabilidad no sólo en emisiones, sino en su capacidad de influenciar las políticas energéticas del país.
No todas las acciones que se han visto durante estas semanas son sólo artísticas. Unas 3500 personas de todo Europa se reunieron en Alemania y bloquearon durante 60 horas una de las minas de carbón y central térmica más grandes de Europa.
“La sociedad civil juega un papel central en la transición del modelo energético. La urgencia del cambio nos empuja a actuar en desobediencia civil. Gracias a acciones como esta demostramos que un futuro libre de combustibles fósiles es posible” dice Marcel Llavero, uno de los participantes en esta acción.
Casualmente, mientras los activistas bloqueaban esta mina, Alemania llegó a casi 100% de producción renovable. El mejor señal para demostrar que el cambio es posible.
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