Ibtasem, la sonrisa del Líbano
Los campos de refugiados son un ejemplo vivo de un urbanismo provisional, que en muchos casos, se transforma en la raíz de "nuevas ciudades". Un sinfín de viviendas temporales son colocadas en extensas áreas de tierra convirtiéndose en el panorama común para los que ya residen en los campos.
Por lo general, los gobiernos habilitan estructuras (pocas veces bien diseñadas), sin profundizar en lo que significa el devenir de una ciudad hecha sin planificación urbana. La falta de voluntad para reconocer que los campos de refugiados se han convertido en estructuras permanentes, sigue ocasionando deficiencias en cuando a dotación de infraestructura, espacio público, escuelas, etc.
Según datos de la Oficina de Alto Comisionado de la Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), hay más de 59,5 millones de refugiados en todo el mundo. Todos ellos huyen de conflictos armados y sociales de su país, escapan del hambre y la pobreza, de las persecuciones y violaciones a los derechos humanos. A día de hoy, el conflicto de Siria ha causado casi 5 millones de refugiados; y según cifras de Amnistía Internacional, 1.2 millones se albergan en el Líbano, una nación de 4.5 millones de habitantes.
La ONU ha establecido en la República Libanesa una serie de asentamientos informales de emergencia que, debido a la gran cantidad de personas en busca de asilo, corren el riesgo de convertirse en asentamientos permanentes teniendo importantes implicaciones para los derechos humanos, como es el caso de Ain al-Hilweh, el campo de refugiados palestinos más grande del país.
Por lo general, el proceso educativo de los niños y jóvenes que residen en los campos queda interrumpido, teniendo severas consecuencias; la ONU se refiere a ellos como "una generación potencialmente perdida". Sin embargo, la creatividad y el diseño pueden ser alternativas para incentivar el juego, la educación y el entendimiento entre unos y otros.
El diseño del espacio público en estos lugares -entendidos como ‘temporales’- es una pieza vital en el proceso de aprendizaje para los más pequeños, quienes no tienen lugares equipados para jugar, practicar deporte ni relacionarse con otros niños.
En vista de este grave problema socio- espacial, el estudio de arquitectura londinense Catalytic Action decidió poner su grano de arena y focalizar su conocimiento técnico en buscar una solución para los niños, una de las comunidades más vulnerables.
Los arquitectos, conjuntamente con el apoyo de las organizaciones The Kayany Foundation, el Center for Civic Engagement and Community Service de la American University of Beirut y el Ministerio de Asuntos Sociales (MOSA), construyeron un ‘patio de juego’ con el fin de buscar una solución a través del diseño que solventara el problema recreativo de los más pequeños.
Este proyecto llamado ‘Ibtasem’ (Sonrisa) se emplaza en el valle de Beeka, en el campo de refugiados de BarElias, situado a 50 Km. de Beirut. Se construyó al lado de la escuela Nahreya durante el mes de agosto del año pasado y es un espacio totalmente reutilizable y desmontable, adaptándose a las necesidades del entorno.
Por lo general, todos los niños que viven temporalmente en estos asentamientos han vivido y sufrirán situaciones traumáticas de por vida. El proyecto de Catalytic Action pretende ser un punto de partida a lo que se considera necesario en situaciones de emergencia, aportando condiciones básicas para el crecimiento de un niño: el juego, la seguridad y la confianza en uno mismo.
Su proyecto difiere de las zonas de juego convencionales ya que no tiene sube-bajas, toboganes o columpios sino cuerdas, estructuras de madera y materiales reutilizados.
Mediante un proceso democrático-participativo, Ibtasem tuvo como base dos talleres gratuitos abiertos a todos los niños de la comunidad, facilitados por AUB-CCECS con voluntarios locales e internacionales. El primer taller se destinó a la construcción de la estructura modular de madera y el segundo, al diseño del patio y sus acabados. Uno de los voluntarios del taller resumió el proceso en su blog.
Lo que tienen este tipo de procesos participativos, donde toda la comunidad aporta sus ideas y conocimientos, es que hacen del proyecto una pieza exclusiva,única e imposible de replicar en otros lugares ya que está adecuado a las condiciones del lugar. La participación infantil en ambos talleres fue muy alta, hecho que ha generando grandes dosis de permanencia y apego hacia el parque.
El proyecto en sí es muy sencillo. Se trata de una estructura modular de madera, fácil de transportar, montar y reutilizar. Parte de la base del uso de materiales reciclados (cajas de verduras, cuerdas, neumáticos…) con el fin de construir algo divertido, donde cada niño utilize su imaginación y diseñe su propia zona de juego.
Gracias a Arup y la plataforma indiegogo fue posible la construcción del proyecto piloto ‘Ibtasem’, que a día de hoy es utilizado por más de 350 niños de la escuela. Se logró recaudar el 103% hecho que incitó al equipo de Catalytic Action a seguir creando más espacios como éste en otros asentamientos.
Definitivamente, estos pequeños grandes proyectos aportan soluciones reales y de gran impacto social. ¿Será posible encontrar la solución urbana para los campos de refugiados? ¿Se podría detectar la clave del desarrollo urbano de estos asentamientos antes de ser "formalmente" bautizados como campos y aceptar el nacimiento de nuevas ciudades?
Por el momento, el equipo de arquitectos está trabajando conjuntamente con la ONG Jusoor para diseñar más espacios para el juego junto a las escuelas, con la intención de proveer a cada niño su espacio para el desarrollo, la educación y la relajación.
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