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Nadando entre tiburones

Un gran blanco en Sudáfrica.

LO que más me sorprendió de mi encuentro cara a cara con un gran tiburón blanco no fueron sus enormes mandíbulas ni los centenares de dientes alineados en filas perfectas. No fue su cuerpo de más de cinco metros ni la facilidad con que el animal se movía velozmente por el agua. Por encima de todo lo demás, recuerdo sus ojos. A lo lejos, los ojos de un gran tiburón blanco parecen agujeros negros, tan ciegos y despiadados como una pesadilla ideada por un estudio de Hollywood. Pero de cerca, cuando uno consigue observarlos de verdad, se ve algo más. Los ojos tienen una profundidad inesperada, unas córneas rodeadas por una fina línea azul, y mientras el tiburón pasaba junto a mi jaula, esos ojos estaban fijos en mí. En ese momento, no vi furia ciega ni hambre salvaje, que tan a menudo nos vemos inclinados a creer que son las únicas emociones que impulsan a los tiburones. En aquellos ojos vi curiosidad.

Tendría la emocionante oportunidad de observar atentamente varios ejemplares magníficos de tiburones blancos, durante una expedición en septiembre de 2012, gracias a Michael Muller. Me había instado en incontables ocasiones a que acudiese a ver los grandes blancos de las proximidades de la isla de Guadalupe, un lugar diminuto rodeado de acantilados de picos afilados situado a 20 horas en barco de la costa occidental de México. Es uno de los pocos sitios donde se sabe que los grandes blancos se congregan cada año, así que no hizo falta mucho para convencerme de que fuera. Al haber crecido en el océano y sus cercanías, los tiburones siempre han tenido para mí un atractivo perenne. Quizás me venga de familia; las historias sobre la serie de televisión de mi padre y mi abuelo, 'El mundo submarino de Jacques Cousteau', estaban a menudo salpicadas de angustiosas experiencias con estas criaturas. De hecho, el primer episodio de aquella serie emblemática y el libro que la acompañaba se titulaban sencillamente 'El tiburón: el magnífico salvaje del mar'. Así que, desde que era un chiquillo, bucear con los grandes blancos ha sido algo que siempre he querido hacer.

Nuestra expedición duró cinco días, y no puedo recordar ni un minuto en el que Michael no estuviese dentro del agua haciendo fotos o en la cubierta revisando su equipo. Su entusiasmo y su pasión eran contagiosos. Tal vez lo que más me sorprendiese de todo fuese el hecho de que Michael, un fotógrafo de Hollywood con mucho éxito, dedicase tanto tiempo y dinero a la conservación de los tiburones.

Por haberme criado con fotógrafos submarinos y conocer muchos de los nombres más famosos del mundillo, sabía que las imágenes de Michael eran diferentes. Ha aprovechado las aptitudes que perfeccionó en Hollywood y las ha aplicado a la fotografía de naturaleza, y en ese proceso ha dado con una perspectiva completamente nueva. La mayoría de los fotógrafos de naturaleza trabajan para revistas y libros de fauna y flora. Toman fotografías muy bonitas, pero el propósito de la imagen es mostrar al animal en su entorno natural y “explicar” algo acerca de la biología y el comportamiento de la criatura. Sin embargo, cuando miro las fotografías de Michael me viene a la mente algo que mi abuelo siempre decía: “La gente solo protege lo que ama”.

Un gran blanco en la isla de Guadalupe (México), un lugar diminuto rodeado de afilados acantilados.pulsa en la fotoUn gran blanco en la isla de Guadalupe (México), un lugar diminuto rodeado de afilados acantilados.

Mi abuelo ejerció una enorme influencia sobre mí. Sus historias y aventuras son legendarias y, aunque la gente lo recuerde como explorador del océano, cineasta y líder mundial del movimiento conservacionista, yo pienso en él como en un narrador de historias. Sabía que es necesario tocar el corazón para que la mente escuche. Sus películas y libros siempre han intentado entretener y generar una sensación de asombro en el público con la esperanza de que este pase a la acción.

Como mi abuelo y como muchísimos grandes narradores a lo largo de la historia, Michael utiliza el arte para contar una historia que es de vital importancia para él. Sus imágenes se apoderan de la imaginación y no la dejan escapar. Nos permiten ver a los tiburones a través de sus ojos y, de este modo, empezar a conocer la verdad sobre estas magníficas criaturas. Y ojalá que nos lleven a tomar medidas para protegerlas. A los tiburones no se les comprende, a menudo se les tacha de villanos, pero la singular mirada de Michael intenta ensalzarlos captando su poético movimiento y su extraordinaria grandeza de un modo que inspira admiración y asombro.

Michael se juega la vida por los tiburones, en un sentido literal. La mayoría de los fotógrafos submarinos lleva consigo, como máximo, una o dos luces estroboscópicas de 400 vatios, pero él organiza rodajes enteros con varias luces de 1.200 vatios, cables, ayudantes de cámara y unidades estroboscópicas remotas. Y además del riesgo, Michael financia todo el proyecto de su propio bolsillo. Decir que es un trabajo desinteresado sería quedarse terriblemente corto, pero su misión no es solo inspirar. Quiere dar a conocer la crisis, muy real, que amenaza a los tiburones. Desde la persecución continua a la que se ven sometidos en todo el mundo por deporte hasta la matanza de 100 millones de ellos al año para la elaboración de sopa de aleta de tiburón, Michael sabe que se agota el tiempo para salvarlos.

Muller ha logrado fusionar la fotografía artística y las técnicas cinematográficas para captar el mundo natural de un modo que les cortará la respiración. Su historia brinda un acceso privilegiado al interior de un mundo sin igual, un mundo de poder salvaje y auténtica aventura. Mientras se maravillan con las fotografías contenidas en estas páginas, piensen, solo por un momento, en un futuro sin tiburones, un mundo sin estas magníficas y fundamentales criaturas recorriendo los océanos, sin sus historias e imágenes emocionando a las generaciones futuras como han emocionado a la nuestra, sin la importante labor que llevan a cabo para mantener sanos los océanos. La contemplación de los tiburones a través de los ojos de Michael en el espectacular libro editado por Taschen les cautivará tanto como a mí, y mi sincera esperanza es que se sientan empujados a conocerlos mejor y se unan a nosotros en la lucha por asegurarnos de que nunca lleguemos a tener un mundo sin ellos.

Traducción de News Clips

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