¿Hay futuro para la ayuda?
Ilustración: Mariam Kamensky.
Hace solo un par de décadas el debate sobre la pobreza internacional era, en buena medida, un debate sobre los dilemas de la ayuda del hombre blanco. Los fondos de la cooperación sostenían al mismo tiempo la respuesta humanitaria a las hambrunas y la cleptocracia de regímenes como el de Mobutu; las movilizaciones más vibrantes en favor de la solidaridad internacional y el paracaidismo empresarial de los donantes. Los propios Objetivos de Desarrollo del Milenio fueron estrenados en 2000 sobre la base de los recursos que los gobiernos y empresas de los países más ricos estaban dispuestos a dedicara los más pobres, principalmente al continente africano.
Quince años y una Gran Recesión después, este debate parece de otro tiempo. La ayuda juega un papel relevante pero muy diferente al de aquel momento, y sus fundamentos están amenazados por el mismo estado de histeria colectiva y jibarización presupuestaria que se ha apoderado de otros ámbitos de la acción pública. En el futuro la ayuda será muy diferente de lo que hemos visto en el pasado, determinada por el equilibrio de riesgos y oportunidades que definen hoy las relaciones internacionales. 3.500 Millones se asomará a ese futuro con una serie de entradas que inauguramos hoy y que analizarán algunas de las preguntas que rodean el debatede la ayuda:
- ¿Sigue siendo necesaria la cooperación?: Incluso en un punto récord como el de 2014 (135.200 millones de dólares), el peso relativo de la ayuda en los flujos económicos hacia los países pobres es tres veces más bajo que el de las remesas y seis veces más bajo que el de la inversión extranjera directa. La fiscalidad (nacional y transnacional) y los nuevos actores públicos y privados han sustituido a los viejos donantes en el protagonismo de la financiación del desarrollo. Un simple vistazo al plan de acción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible sugiere que cualquier intento serio por acercarse a ellos va a necesitar mucho más que el 0,7% del PIB, que en todo caso siempre fue una quimera. Aprovechando los nuevos datos publicados por el Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE el próximo miércoles 13 de abril, hablaremos de este importanteasunto desde la perspectiva de undonante menguante como España.
- ¿Cómo identificar el valor añadido de la ayuda?:A pesar de la modestia de su volumen total, los fondos de la cooperación pueden jugar hoy un papel estratégico en la definición de los programas de desarrollo, entre otras cosas porque tienen la capacidad de influir sobre presupuestos totales más abultados que en el pasado e instituciones más capaces de utilizarlos. La mayor parte de los donantes han logrado establecer cortafuegos entre sus programas de ayuda y sus intereses de corto plazo, mientras las variables que definen el diseño y la evaluación de los programas son infinitamente más exigentes y sofisticadas de lo que eran. Como demuestra el sector de la salud, la colaboración entre actores improbables y la definición creativa de incentivos puede lograr avances sin precedentes en campos tan esenciales como el de la mortalidad infantil o las enfermedades infecciosas.
- En fin de los ‘cortafuegos’: Como explica Diane Abbot –responsable de la oposición laborista británica en materia de desarrollo- en la segunda pieza de nuestra serie, los riegos de poner la cooperación al servicio de los objetivos de la seguridad y los intereses geoestratégicos son hoy más reales que nunca. Los donantes tradicionales presionan a los organismos reguladores para ampliar la definición de ‘ayuda oficial’ y considerar gastos relacionados pero en ningún caso equiparables, como la ayuda militar o la atención prolongada de los refugiados en territorio nacional.
- Los nuevos actores: ningún elemento captura mejor el equilibrio de riesgos y oportunidades como la intervención de las potencias emergentes y el empuje de los grandes filántropos privados (con la Fundación Bill y Melinda Gates a la cabeza). Aprovechar todo lo bueno que estos nuevos actores pueden ofrecer y neutralizar los riesgos que conllevan constituye uno de los retos más delicados en el futuro.
Es posible que la ayuda al desarrollo no tenga el relumbrón político que tuvo en el pasado, pero para millones de personas, cada día, supone aún la diferencia entre una vida digna y segura y una existencia miserable. Para un blog como @3500M, merece la pena detenerse en ella todo el tiempo que sea necesario. Acompáñennos.
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