_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Escasez

Los gobernantes, por su parte, salen del paso con los tópicos sin significado de siempre

Juan José Millás

Es normal referirse a la Semana Santa como a ese signo ortográfico llamado paréntesis en el que se incluye (o recluye) alguna aclaración referida al texto principal. Los autores muy neuróticos son dados al paréntesis; los obsesivos, al corchete, otro signo que, encerrado a su vez dentro del paréntesis, contiene información aclaratoria sobre la aclaración anterior. La gramática se detuvo ahí, en el corchete, porque ir más allá habría significado añadir la compulsión a la obsesión. No es que no haya escritores obsesivo-compulsivos, que por cierto están muy bien considerados, pero todo tiene un límite.

Los políticos nos informaron de que esta Semana Santa sería, como las otras, un paréntesis, y quizá lo esté siendo, pero un paréntesis trufado de corchetes más peligrosos que el metro de Bruselas. O su aeropuerto. Muchos lectores se saltan los paréntesis o los corchetes, generalmente por claustrofobia. Da miedo quedarse encerrado en esas profundidades mentales para siempre. La cuestión, ahora, es que habíamos entrado dócilmente en la pausa vacacional, dispuestos a olvidar por unos días el argumento central de nuestras vidas, que tiene lo suyo, cuando salta todo por los aires, ya ven, y nos vamos a la cama con la imagen de una Europa mutilada por un par de atentados a los que los analistas de guardia aplican remedios de urgencia que no logran taponar las hemorragias teóricas. Los gobernantes, por su parte, salen del paso con los tópicos sin significado de siempre. Lo peor es que dentro de un par de días, cuando logremos emerger al texto principal desde los escombros del paréntesis y las cenizas de los corchetes, tampoco habremos aprendido mucho de lo sucedido. Escasea más el talento político que la ortografía.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_