Habla el presidente sirio

Este periódico publicó el 21 de febrero, con el despliegue propio de las grandes exclusivas, una entrevista con el presidente sirio Bachar el Asad, uno de los actores principales en la monstruosa guerra que desgarra ese país desde hace cinco años. Como señalaba hace unos días el presidente del comité internacional de Cruz Roja, Peter Maurer: “La de Siria es la guerra emblemática de principios del siglo XXI. Enormemente compleja e inestable”. Todas las rivalidades regionales han aflorado en este conflicto, en el que se enfrentan, como en una renovada guerra fría, Rusia y Estados Unidos.

La tragedia humana que ha provocado es estremecedora. Era de esperar que la entrevista no dejara indiferentes a los lectores. A mi buzón de correo han llegado buen número de mensajes, todos ellos sumamente críticos. Como saben, los artículos de la Defensora en la edición impresa son por norma quincenales, y entre el domingo 21 de febrero y hoy no he tenido ocasión de abordar este tema en el papel.

Pedro García, uno de los lectores que se dirigió a mí, señalaba lo siguiente a propósito de la entrevista a El Asad: “La primera página —titulares y contenido— es toda una justificación sin contrapesos a su conducta y a su política. Es un dilema moral y periodístico, me temo —publicarlo o no publicarlo—, pero a mí no me ha gustado nada, absolutamente nada. La portada y tres páginas me parece un exceso para ofrecer la versión de los hechos de un conflicto visto por una sola parte. A lo mejor mañana nos refrescan la memoria con la historia y el comportamiento del presidente de Siria”.

Carmen Delgado Díez, suscriptora del diario, me transmitía en su mensaje su “profundo desagrado” por tal despliegue. “Me parece que los más elementales principios no deberían permitir semejante acción de propaganda que desde mi punto de vista daña el prestigio y la credibilidad de ese diario”. Pablo Aguado, por su parte, lo considera “el más grave error” cometido por EL PAÍS en toda su historia. “Machacó las manifestaciones pacíficas, las masacró con bombas de racimo, químicas, etcétera”, escribe respecto al presidente sirio. Otra lectora, Violeta Demonte, asegura en su correo que la historia equiparará a El Asad con Hitler. Argumentos igualmente duros utiliza Joan Plana Crivillén, entre otros lectores.

Las respuestas de El Asad proporcionan, dice Alandete, "información crucial para entender una crisis humana sin precedentes"

La entrevista la firmaba el director adjunto, David Alandete, al que he transmitido estas quejas. Esta es la respuesta que me ha enviado por correo electrónico:

“EL PAÍS entrevistó al presidente sirio, Bachar el Asad, en un momento crucial en la guerra siria, en plena campaña de bombardeos de la aviación rusa y días antes de que entrara en vigor la primera tregua en cinco años de conflicto. Como dice el Libro de Estilo, la finalidad de una entrevista es ‘dar a conocer las opiniones e ideas del personaje entrevistado, nunca las del entrevistador’. Y así operamos: pregunté a El Asad por sus objetivos, sus planes a corto y largo plazo y el drama de las víctimas civiles y los refugiados. Huelga decir que EL PAÍS no tiene por qué compartir las opiniones del entrevistado y que publicar sus respuestas es una vía de darle al lector información crucial para entender una crisis humana sin precedentes, que afecta también a Europa. El Gobierno sirio no pidió cuestionarios previos ni censuró pregunta o respuesta alguna. Prueba del interés del material es que, tras EL PAÍS, publicaron el texto de la entrevista medios internacionales como el italiano La Repubblica, el suizo Tages Angezier o el belga De Morgen, y se hicieron eco de ella un incontable número más, incluidas televisiones y radios”.

Entiendo la antipatía y el rechazo que Bachar el Asad pueda provocar en los lectores, pero sus opiniones son importantes para entender una guerra tan compleja y con tantas implicaciones en la escena internacional. Con independencia del juicio crítico que merezca El Asad, su papel en este conflicto, y en una hipotética solución del mismo, es crucial, y eso explica que en los últimos tiempos le hayan entrevistado además de EL PAÍS, cadenas de televisión como la BBC y la RAI y semanarios como el alemán Der Spiegel.