McQueen vuelve a Londres sin McQueen
La firma dirigida por Sarah Burton desfila en la ciudad natal de su fundador 15 años después con una colección con aires nocturnos
Veinte años atrás Sarah Burton estaba en ese mismo lugar, la Real Sociedad de Horticultores de Londres, ultimando otro desfile de McQueen. Entonces ella era una desconocida en la industria y Lee Alexander McQueen, a sus 28 años, despuntaba como la gran promesa de la moda británica. Dos décadas después, Burton ya no es la tímida empleada que tomó el timón de la firma cuando su mentor y amigo se quitó la vida. Hoy es una de diseñadora respetada que ha sabido dejar su impronta en la casa en la que ha trabajado toda su vida profesional. El desfile que tuvo lugar ayer en Londres para presentar la colección para el próximo otoño-invierno fue la prueba de que McQueen ya no es el reflejo de las obsesiones que poblaban la mente de su creador.
Un frío domingo por la noche, en el barrio londinense de Westminster Burton, presentó una colección que giraba en torno a lo nocturno. Las flores que se abren de noche, los sueños, lo inconsciente, los rituales de tocador, las mariposas que vuelan cuando se va el sol. Fue una colección de una belleza exquisita, con bordados de criaturas fantásticas, amuletos prendidos en el pelo y capas cuajadas de constelaciones de cristal.
Los desfiles de McQueen contaban con un componente teatral, agresivo y tenso. Nada de eso se vio en la propuesta de Burton, cuya oscuridad no tenía nada de amenazante. Las modelos desfilaron como sonámbulas por un salón de paredes oscuras separado con paneles de gasa. El espectáculo se retransmitió en directo a través de la web de la marca.
See all the looks from the Alexander McQueen AW16 show https://t.co/plQlomQ7lS #LFW pic.twitter.com/qL6FBktvFR
— Alexander McQueen (@McQueen) February 22, 2016
La inspiración noctámbula rozó lo literal con las chaquetas-edredón que cerraron el desfile, pero en general fue una propuesta delicada y en última instancia, comercial. Algunos de los vestidos de bordados y transparencias están destinados a ser carne de alfombra roja. Un detalle que los críticos británicos han relacionado con los rumores que señalan a Burton como candidata para ocupar la posición al mando de Dior que dejó libre Raf Simons el pasado mes de octubre.
Fue la primera vez en 15 años que McQueen desfilaba en Londres. En la firma no han confirmado si se trata de un traslado puntual por razones prácticas -Burton está a dos semanas de dar a luz a su tercer hijo- o si McQueen volverá de forma permanente a la ciudad natal de su fundador. Si la firma termina apostando por regresar a la capital británica, lo hará sin el fantasma de Alexander McQueen. El conjuro de Burton ha surtido efecto.
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