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Claves para convertir tu trabajo en tu vocación

¿Sabes que puedes convertir tu trabajo en una vocación? Para conseguirlo no hace falta ser artista o religioso; haber soñado siempre con ello o dedicarse eternamente a dicha profesión. Se puede conseguir haciendo lo que haces y con una actitud determinada que depende fundamentalmente de ti mismo (aunque hay circunstancias, equipos y jefes que ayudan más que otros). Cuando uno vive el trabajo como una vocación disfruta más, le encuentra un sentido y cree que aporta positivamente a la vida de otros (aunque sea haciendo tornillos o limpiando casas). Y repito, todo esto es por ti, ni por la empresa ni por el jefe, sino porque nos pasamos demasiado tiempo en el trabajo para vivirlo como una condena, para ir “a currar” solo por dinero o para que la felicidad quede relegada a las aficiones o a los amigos. Es posible que pienses “sí, está muy bien, pero hay mejores empleos que cobran más”… De acuerdo, siempre hay mejores trabajos y también peores. Pero mientras tengas lo que tienes, conviértelo en algo más que solo una fuente de dinero. E insisto, no por tu jefe, sino por ti. Veamos cómo conseguirlo.

  1. Una mayor visión del para qué hacemos lo que hacemos
  1. Una mayor visión del para qué hacemos lo que hacemos
  1. Crear relaciones personales más amplías en el trabajo

La vocación se puede producir de dos maneras: porque es un trabajo creativo que te permite expresarte; o porque tienes la capacidad de contribuir a la vida de otros. Lo primero no siempre es fácil, por lo que muchas veces resulta más práctico centrarse en las relaciones personales, es decir, ayudar a las personas de nuestro entorno, como clientes, compañeros, proveedores… no porque esperemos que ellos hagan lo mismo (que a veces el retorno brilla por su ausencia), sino por uno mismo. Eso significa tener un interés sincero sobre las personas, no una apariencia o como instrumento para conseguir más éxito.

  1. Incrementa el número de tareas que haces y que te aporten sentido

El sentido de contribución puede ocurrir cuando no te ciñes solo y exclusivamente a lo que se indica en tu contrato de trabajo. Las limpiadoras del estudio anterior, por ejemplo, también ayudaban al cuidado de las plantas que traían algunos pacientes. No estaba en su descripción del puesto, pero ellas lo hacían gustosamente. Por ello, amplía lo que haces dentro de los márgenes posibles para disfrutar más de lo que haces y encontrarle un mayor sentido.

En definitiva, el trabajo no tiene por qué ser un castigo, por muchos mensajes que nos hayan querido decir. El trabajo puede ser un lugar de aprendizaje, de superación personal, de encontrar personas interesantes y cómo no, de aportarle un poquito de sentido a nuestras vidas. En otras palabras, el trabajo puedes convertirlo en una vocación y esto, una vez más, depende fundamentalmente de ti mismo.

Fuente de la foto: Pixabay

Comentarios

Llevas toda la razón del mundo Pilar, al trabajo hay que darle un sentido positivo y asi nos encontramos mucho mejor y más aún si eres capaz de mantener buenas relaciones con tus compañeros, entonces se trabaja superbien, hay comunicación , se discuten problemas se dan soluciones, etc... y además si la cosa se pone seria, llega uno cuenta un chiste y se pasa el mal momento.
Totalmente de acuerdo. Me quedo con la frase de Steve Jobs, "la única manera de hacer un gran trabajo es amar lo que haces".
El amar lo que uno realiza puede llegar a tener repercusiones de orden universal. No importa cuan humilde sea la labor que uno realiza, lo verdaderamente importante es realizarla con Amor, porque ese Amor llega a todos los seres que en ese momento, o mas tarde, cumplirán esas mismas tareas acaso con desgano y obligadamente. Lo mismo sucede cuando procedemos a regar nuestro jardín. En el Amor que volcamos en esa tarea, hay una inmediata respuesta de parte de nuestras hermanitas verdes. Cordiales saludos.
Mil gracias Andrés y Bergante. Iris podría firmar cada una de tus palabras. Mil gracias también.Un abrazo a todos!!!

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