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MIRADOR
Columna
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Un país para cada gente

En el documento de Podemos hay un punto que invita a desbordar la Constitución si la gente se equivoca

Manuel Jabois

Es natural que Podemos, en su propuesta de gobierno, haya incluido la fundación de un nuevo país permeable, hecho con naciones y autonomías que tendrán derecho a marcharse según su hemeroteca, pues la propia vicepresidencia que se arroga Iglesias exige un territorio propio sobre el que legislar. Eso fue lo que falló en Galicia cuando PSdeG y BNG unieron sus fuerzas para acabar con Fraga. Los dos se establecieron por su cuenta, delimitando tanto sus funciones que hubo dos gobiernos paralelos que se hacían oposición desde el poder. Todo iba bien hasta que repararon en que no podían partir Galicia como habían partido la Xunta: legislaban sobre lo mismo.

La gran novedad del documento de Podemos no es el tono de catecismo en el que sólo se echa de menos la pregunta en los apartados (¿Revertirá el proceso de desindustrialización el Gobierno del Cambio? El Gobierno del Cambio revertirá el proceso de desindustrialización al impulsar una nueva diversificación productiva…), sino la figura oficial de la gente. La abstracción de Podemos tiene en el documento su particular Estatuto. Se titula Un país para la gente, y en él se desgranan los privilegios por los que la gente tendrá tanto poder que incluso lo que vote en las urnas no valga, como se especifica en el punto que invita a desbordar la Constitución si la gente se equivoca. El pueblo, por tanto, tendrá derecho a equivocarse. Si es así, el Gobierno, magnánimo, le dará la oportunidad de rectificar.

Lo que se le dice a Sánchez es que en el Gobierno no habrá una España, como hubo una Galicia para PSdeG y BNG. Estará por un lado la gente, que vivirá en un territorio permanentemente autoamenazado por la ruptura, y luego los que se resistan a entrar en razón. Los españoles que consideren que ellos están en lo cierto serán apadrinados por la vicepresidencia del Gobierno. A los otros se les dejará en el peor escenario posible: un Gobierno de Pedro Sánchez al que lo único que se le consulte en referéndum sea si es posible mantener sexo cuando hay amistad. “El eterno debate”, avisó el socialista en Twitter.

Lo paradójico es que en el documento de Podemos se intuye la izquierda necesaria en España para corregir desigualdades. Y en medio, saboteándolo todo, la institucionalización de la gente no como sujeto ideológico sino de confrontación. Con un poder tan inyectado de democracia que finalmente tendrá que ser el Gobierno, su vicepresidencia, la que decida por ella para que no se descarríe.

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Sobre la firma

Manuel Jabois
Es de Sanxenxo (Pontevedra) y aprendió el oficio de escribir en el periodismo local gracias a Diario de Pontevedra. Ha trabajado en El Mundo y Onda Cero. Colabora a diario en la Cadena Ser. Su última novela es 'Mirafiori' (2023). En EL PAÍS firma reportajes, crónicas, entrevistas y columnas.

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