El codesarrollo: qué es
La falta de definición del concepto es un problema a la hora de adoptar medidas concretas
Involucrar a los inmigrantes en proyectos de desarrollo en sus países de origen para aprovechar que conocen la realidad de ambos lugares; encontrar maneras de frenar la emigración y fomentar el retorno voluntario para contrarrestar la supuesta fuga de cerebros; utilizar las remesas para financiar el progreso de esos países de origen; integrar a los inmigrantes en sus países de residencia o descentralizar los proyectos de desarrollo y hacerlos más participativos. En realidad, todas estas medidas componen el concepto de codesarrollo.
Por lo general se atribuye su creación al politólogo francés Sami Naïr. En 1997, Naïr publicó el Informe de balance y orientación sobre la política de codesarrollo en relación con los flujos migratorios, por encargo de la Misión Interministerial sobre Migración y Codesarrollo del Gobierno francés. En aquel estudio, el autor formulaba una teoría alrededor de este término y proponía políticas concretas.
Ya en los años setenta, en Francia se utilizaba el concepto para referirse a ciertas políticas relacionadas con el desarrollo y, sobre todo, con la migración. Al principio, se orientó hacia la integración de los inmigrantes. Pero pronto el enfoque giró hacia el retorno voluntario de estos. El Gobierno francés llegó a financiar acciones de codesarrollo en las que asociaciones de inmigrantes revelaban la identidad de otros en situación irregular. Las autoridades francesas fueron muy criticadas por ello y comenzaron a consultar a los grupos de emigrados hacia este país sobre estos temas.
La idea surgió como respuesta a los flujos migratorios que recibían los países desarrollados
Como es habitual en las teorías de desarrollo económico, el trabajo de Naïr se basaba en prácticas preexistentes. El objetivo de su informe era “proponer un marco teórico, unos objetivos específicos y una metodología de acción” para la “gestión de flujos migratorios” y no del desarrollo: “Francia ya no puede (...) acoger masivamente nuevos flujos migratorios y (…) tiene que actuar sobre las causas de las migraciones”, entre las que citaba “miseria, desarrollo desigual, éxodo rural descontrolado y anarquía urbana”.
Con el codesarrollo, Naïr esperaba frenar estos flujos e integrar en Francia a los residentes extranjeros. Vio en los inmigrantes a sus actores principales, siempre que tuvieran permiso de residencia, y también quiso implicar a asociaciones de inmigrantes o en favor del desarrollo, universidades, y las administraciones regional y local.
Naïr calificó la salida de profesionales cualificados como “una nueva forma de saqueo del Tercer Mundo”. Por eso propuso formar a los inmigrantes que llegaban Francia para que después pudieran volver a sus países y fomentar la migración circular, es decir, una constante ida y venida de migrantes entre sus países de origen y de destino. Por otro lado, sostenía que debía incentivarse a los residentes permanentes en suelo francés para que dedicaran las remesas de dinero que enviaban de vuelta a casa a inversiones en el sistema productivo o en proyectos de desarrollo. También sugería que París estableciera convenios de codesarrollo con los países de los que más inmigrantes recibía. Pero, a pesar de todo lo anterior, Naïr no dio ninguna definición específica del término.
Ya en los años noventa varios investigadores españoles habían empezado a estudiar la relación entre migración y desarrollo. El codesarrollo como tal apareció en el año 2001 con la aprobación del Plan GRECO. El documento, destinado a regular y coordinar la inmigración, reprodujo las ideas del politólogo francés y añadió nuevas propuestas, como la concesión de microcréditos o la “asistencia técnica a los países de los que proceden los inmigrantes”. Por entonces se llevaron a cabo los primeros proyectos piloto al respecto.
En 2002, el partido Convergència i Unió (CiU) planteó una ley que vinculara migraciones y desarrollo en la que criticaba por “simplista” la idea de reducir los flujos migratorios mediante ayudas al desarrollo. CiU definía el codesarrollo como “el conjunto de acciones que [...] pretendan vincular las comunidades de inmigrados residentes en España con el desarrollo social y económico de sus países de origen”. Sin embargo, las medidas se limitaban a reproducir lo ya propuesto, añadiendo simplemente el objetivo de fomentar el “mutuo conocimiento” entre las sociedades de origen y las de destino.
Después, estas políticas se pusieron de moda en España. Las ideas de Naïr se reprodujeron en el Plan Director de la Cooperación Española 2005 – 2008 y en el Plan Vasco de Inmigración. Comunidades Autónomas y Ayuntamientos empezaron a gestionar proyectos propios y la entonces AECI —hoy, AECID— puso en marcha cuatro proyectos piloto en Ecuador, Colombia, Marruecos y Senegal.
Se creó entonces un grupo de trabajo sobre codesarrollo que elaboró un documento de consenso enfocado a la cooperación al desarrollo, y no a la gestión de la inmigración. En la primera versión, de 2005, las acciones de codesarrollo no se presentaban como una medida para reducir la inmigración. Ambas versiones calificaban el envío de remesas de flujo "privado", y por tanto "no sustitutivo" de la ayuda al desarrollo. El migrante es así coprotagonista en los proyectos. Pero en aquel texto tampoco se definía el codesarrollo, argumentando que hacerlo sería algo "prematuro".
Las remesas de dinero que los inmigrantes envían a sus países de origen no pueden ser la principal contribución
Con la llegada de la crisis económica, el codesarrollo en España fue cayendo en el olvido. Posiblemente, las políticas de austeridad hayan orientado las partidas presupuestarias hacia otras áreas. Además, muchos inmigrantes volvieron a sus países de origen, otros dejaron de viajar a España. También disminuyó la necesidad de utilizar el codesarrollo como medio frenar la inmigración. Posiblemente no se hayan logrado los objetivos planteados, pero la evaluación se debería realizar a largo plazo, después de periodos de intervención continuos.
La relación entre migración y desarrollo sigue siendo objeto de debate en los organismos internacionales. En el ámbito europeo, el codesarrollo se mencionó por primera vez en los Acuerdos de Tampere (1999), aunque después no se profundizó en él. Algunos años más tarde, el Libro Verde de la Comisión Europea reprodujo las ideas de Naïr, a las que sumó nuevas medidas como la creación de bases de datos o la compensación económica a los países que sufrieran la emigración de personas cualificadas.
En 2005, el Parlamento Europeo publicó otro informe que solo añadía a todo lo anterior que la gran cantidad de envíos en forma de remesas supera el resto de transferencias internacionales, algo de lo que también hablan otros organismos multilaterales.
En paralelo, y desde 1999, la Organización Internacional para las Migraciones había llevado a cabo varios proyectos de desarrollo con migrantes y en 2005, la ONU empezó a planificar un Diálogo de alto nivel sobre el tema, que tuvo lugar en 2006, cuando se creó el Foro Mundial sobre Migración y Desarrollo.
Este organismo discrepa de las tesis de Naïr: “La ayuda para el desarrollo no debería ser instrumentada a efectos de regularizar los flujos migratorios”. El Foro sostiene que la fuga de cerebros "no es la única ni la principal causa" de la precariedad de los sistemas sanitarios precarios en los países en desarrollo. En oposición al codesarrollo, desde el Foro se propone integrar las migraciones en las estrategias nacionales de desarrollo de aquellos países, en lugar de dejar la iniciativa a los industrializados países de destino.
La vinculación entre migración y desarrollo no ha desaparecido del debate internacional. En 2013, la Asamblea General de la ONU preparó un proyecto de resolución. Además, algunos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible incluyen aspectos migratorios. La Agenda de Acción de Adís Abeba sobre financiación del desarrollo se centra en el tema del envío de remesas y destaca que la mitad de ese dinero se envía a las familias en el país de origen, para ocuparse sobre todo de parte de sus necesidades.
Esta ausencia de una definición clara del concepto codesarrollo es un problema a la hora de adoptar medidas concretas. Cada actor y cada grupo político interpreta el término de forma diferente. Aunque Naïr insistia en que su informe era un “primer texto de orientación” al que debería seguir un debate profundo, muchas instituciones no han hecho más que reproducir sus ideas en distintos documentos.
Janina Ruth es investigadora en el Euro-Mediterranean University Institute (EMUI) de la Universidad Complutense de Madrid.
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