Momentos ‘fake’
Hay momentos en los que estás total y absolutamente seguro de que lo que estás viendo es un montaje, y, demonios, resulta que es increíble pero cierto
Ustedes saben que en el periodismo hay momentos en los que nos las comemos dobladas. Igualito que en los rodajes de las películas de romanos, donde siempre había un extra que se dejaba el Seiko a ver si se la colaba al ayudante de dirección, y salía, peluco en alto, saludando a Julio Cesar. Hay momentos en los que a los periodistas de raza el cerebro nos reenvía una potente señal de alarma. ¡DEFCON 2! ¡Peligro inminente! ¡Te la quieren colar!
Pero también hay momentos en los que estás total y absolutamente seguro de que lo que estás viendo es un montaje, y, demonios, resulta que es increíble pero cierto. Yo los llamo los momentos fake, y son los culpables de que mi carrera, en lugar de ir por la senda de un agudo Kapuscinski haya ido más en la línea de una Laura Bozzo asturiana y sin tanto morro (en todos los sentidos).
Febrero 2003. José María Aznar viaja a Texas. Y cual Zelig woodyallenesco nos suelta una frase mítica, ¿se acuerdan? “Estáaamos trabaháaando enéllóooo”. Al verlo —y, sobre todo, oírlo— solté: “Je, je; qué bueno. Lo han doblado los actores de Las noticias del guiñol. Esto es una broma, ¿A que sí?”. ¡Error! ¡El Aznar chicano era de verdad!
Enero 2016. Francisco Rivera torea una vaquilla con su hija en brazos. ¡Paren las máquinas! Esto sí que no puede ser un momento fake. Son los antitaurinos, siempre buscando cacho, armados con Photoshop y liándola en las redes. ¡Le han pegado al diestro un bebé! Pero es que, encima, vaya chapuza. ¡Si se nota un montón!
¡ERROR! ¡Él mismo lo había colgado en Instagram!