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Owen Sheers, el escritor que se infiltra en el paisaje

El británico viaja, vive y luego lo cuenta. Así es como ha creado su nueva novela, 'Vi a un hombre'. Sus poesías, además, se leen en los colegios

Carlos Primo
“Hice a mi personaje rubio y alto para que no lo identificaran conmigo”, bromea Owen Sheers mientras posa para ICON en un hotel madrileño.
“Hice a mi personaje rubio y alto para que no lo identificaran conmigo”, bromea Owen Sheers mientras posa para ICON en un hotel madrileño.Adrià Cañameras

“La primera vez que escribí sobre Nevada, sólo conocía la zona a través de Google Earth. Más tarde viajé allí y me sorprendió descubrir que había acertado bastante en la geografía y los paisajes. Hasta que entré en un bar situado a las afueras de una base militar y me encontré con todos aquellos pilotos que una hora antes probablemente habían estado manejando drones en Afganistán. La dimensión humana, casi surrealista, de aquello, me sobrepasó. Y eso no sale en Google Earth”. El escritor británico Owen Sheers (1974) lleva cinco minutos hablando sobre la relación entre literatura y paisaje, y por fin ha encontrado la anécdota precisa para explicar la dimensión que este tema adquiere en su novela más reciente. Vi a un hombre (Reservoir Books) es un thriller intimista que enlaza la vida de un escritor en el exclusivo barrio londinense de Hampstead Heath con las paradojas de un mundo en el que un chaval puede bombardear objetivos reales en Afganistán como si jugara a los videojuegos.

Nacido en Fiyi (isla de Oceanía) pero criado en Gales, Sheers está acostumbrado desde su infancia a manejar con soltura las paradojas de la distancia y la cercanía. Para escribir su primer libro de prosa, The dust diaries, viajó a Zimbabue tras el rastro de un antepasado. En Vi a un hombre, esta tensión se resuelve en Michael, el protagonista. “Fíjate, lo creé rubio y alto para que no lo identificaran conmigo”, bromea. En lo que sí se parecen es en su método de trabajo: tanto el autor como su personaje se infiltran en el ambiente que quieren describir. “El lugar es muy importante como detonante, pero después necesito alejarme. En este libro comencé a escribir sobre Londres en Nueva York y sobre Nueva York en Gales. Recordar un lugar es lo más interesante”.

Un entrenador de rugby le dijo: "Los chicos están empezando a leer tus poemas antes de cada partido, así que no escribas nada demasiado negativo, no vayan a desmotivarse"

Delante de un café en un hotel madrileño, Sheers destrenza los hilos que en su novela vinculan lo cotidiano con el terrorismo, la tecnología, el duelo y la culpa. “No se puede mantener la distancia en un mundo globalizado”, apunta. “Todo año nuevo genera la impresión de ser un punto de inflexión, pero 2016 parece serlo de verdad. La crisis de los refugiados nos ha enseñado que, a pesar de la distancia, las consecuencias de nuestros actos acaban llamando directamente a nuestra puerta. Ya no podemos distanciarnos”.

Sheers asume con fluidez sus cambios de registro. Habla de literatura, de su vida, de política. Además de ser un poeta cuya obra se lee en los colegios –toda una rareza del sistema educativo inglés–, en 2009 dirigió y presentó A poet’s guide to Britain en BBC 4, un programa que empleaba la poesía a modo de guía de viaje. “Descubrí aquella metodología en un viaje a Buenos Aires. Llevaba conmigo un libro de Borges y me di cuenta de que podía visitar los lugares de los que hablaba y leer los poemas in situ. Luego lo convertí en una costumbre”.

Desde hace años, Sheers es uno de esos escritores a los que invitan a sitios para que escriba sobre ellos. En 2011, por ejemplo, pasó un año conviviendo con la Asociación Galesa de Rugby. Lo más difícil, asegura, fue entablar conversación con los jugadores (“les enseñan a callarse”), hasta que los acompañó a jugar un campeonato internacional y empezaron a perder partidos.

“La derrota es siempre mucho más interesante que el éxito”, explica. De aquella experiencia surgió un libro, Calon, pero también una serie de poemas por encargo que Sheers compuso para los programas de mano de cada partido. “Un día el entrenador se me acercó y me dijo: ‘Quiero que sepas que los chicos están empezando a leer tus poemas antes de cada partido, así que no escribas nada demasiado negativo, no vayan a desmotivarse”. Definitivamente, mantener la distancia es difícil.

 

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Sobre la firma

Carlos Primo
Redactor de ICON y ICON Design, donde coordina la redacción de moda, belleza y diseño. Escribe sobre cultura y estilo en EL PAÍS. Es Licenciado y Doctor en Periodismo por la UCM

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