_
_
_
_
3.500 Millones
Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez

¿Y si en vez de refugiados sirios fuesen judíos europeos?

Gonzalo Fanjul

"¿Dónde se fueel anillooo?". Foto: Kusi News.

El Parlamento danés aprobabaanoche las enmiendas a la polémica reforma legislativa que endurecerá las condiciones de acceso y estancia de los refugiados en el país. La medida más conocida es la confiscación de cualquier cantidad u objetos con un valor superior a las 10.000 coronas danesas (unos 1.340 euros). Pero, como recuerda Amnistía Internacional (AI) en una nota de prensa, esta es solo una parte de un paquete más amplio. La reforma incluye más restricciones en los requisitos para obtener la residencia permanente, reducciones en la duración de los permisos de residencia y la introducción de tarifas para las solicitudes de reunificación familiar (unos 900 euros por solicitud), así como el cobro de los gastos de viaje hasta Dinamarca de los familiares.

La votación final tendrá lugar el próximo martes 26 de enero y todo hace pensar que el grueso de estas medidas saldrá adelante con el apoyo del partido conservador en el gobierno y de la oposición socialdemócrata, entre otros.

Gauri van Gulik, subdirector de AI para Europa y Asia Central, ha declarado a Al Jazeera que “estas medidas (…) son parte del objetivo declarado del Gobierno por hacer de Dinamarca un lugar menos atractivo para los solicitantes de asilo”. En realidad, esta afirmación es un amable eufemismo. Lo que Dinamarca está haciendo, en el mejor de los casos, es volar por los aires 70 años de construcción de una Europa basada en los derechos humanos y en la capacidad de ponerse en el lugar del otro. En el peor, están incumpliendo varias normas internacionales, incluyendo la Convención sobre Refugiados, la Convención de Derechos del Niño y la Convención Europea sobre Derechos Humanos, como han advertido diferentesorganizaciones internacionales.

El movimiento del Gobierno danés es una versión particularmente repugnante de un fenómeno que se repite a lo largo y ancho de Europa, con la excepción heroica(y frágil) de países como Alemania. Amparándose en una supuesta amenaza para nuestra identidad y nuestro bienestar, y encaramados sobre la actitud criminal de un puñado de extranjeros en nuestras ciudades, algunosEstados de la UE están dispuestos a cruzar cualquier línea roja. Lugares como Melilla y Calais (y pronto Copenhague) se han convertido en verdaderos estados de excepción ante la mirada cómplice o indiferente de las mismas autoridades que están obligadas a garantizarla protección de quienes llegan a nuestras fronteras huyendo de la guerra.

Para entender la magnitud moral de este asunto basta considerar la posibilidad de que en vez de tratarse de refugiados sirios y africanos, las víctimas de este atropello fuesen judíos europeos, precisamente la situación que se planteó en Dinamarca entre 1940 y 1945. ¿Se imaginan a los sofisticados políticos de Borgen discutiendo animadamente durante la ocupación nazi sobre la necesidad de confiscar los bienes de los judíos para costearsu atención social? Porque eso es exactamente lo que están haciendo: responsabilizar a la víctima de su situación y endosarle la factura. El hecho de que los socialdemócratas se hayan prestado a apoyar este asunto (su gran victoria fue elevar ligeramente la cantidad que pueden retener los refugiados y excluir objetos de valor sentimental como anillos de casados) solo demuestra hasta qué punto este temaescapa el ámbito estrecho de las ideologías para situar a los ciudadanos europeos ante una verdadera encrucijada ética.

La batalla por los derechos de los refugiados nos definirá como sociedades mucho más allá de estos años. Lo que el Primer Ministro francés ha descrito en Davos como "la mayor amenaza de ruptura" de la UE no se deriva de la llegada de solicitantes de asilo, sino de la bochornosa respuesta de Europa.Cuanto antes recordemos de dónde venimos, antes encontraremos el camino de vuelta.

Comentarios

¿Que se puede esperar de los daneses, que permiten al Director del Zoo de Copenhague matar en público, con niños incluidos, a una jirafa bebé de 18 meses, perfectamente sana, con la excusa de una posible causa de endogamia? Como si el Zoo de Copenhague fuese el único Zoo del Planeta, y no hubiera forma de intercambiar ejemplares! Y no contento con matar y descuartizar a la pequeña jirafa Marius, a los 20 dias aniquiló toda una familia de leones con la misma patraña. ¿Y la reina no hizo nada para evitarlo? Ya sospechamos que a la tal reina le gusta el consommé de huesos de jirafa!
pues pasaría algo parecido a lo que está pasando o intentarían ir a Israel.
¿Que se puede esperar de los daneses, que permiten al Director del Zoo de Copenhague matar en público, con niños incluidos, a una jirafa bebé de 18 meses, perfectamente sana, con la excusa de una posible causa de endogamia? Como si el Zoo de Copenhague fuese el único Zoo del Planeta, y no hubiera forma de intercambiar ejemplares! Y no contento con matar y descuartizar a la pequeña jirafa Marius, a los 20 dias aniquiló toda una familia de leones con la misma patraña. ¿Y la reina no hizo nada para evitarlo? Ya sospechamos que a la tal reina le gusta el consommé de huesos de jirafa!
pues pasaría algo parecido a lo que está pasando o intentarían ir a Israel.
¿Que se puede esperar de los daneses, que permiten al Director del Zoo de Copenhague matar en público, con niños incluidos, a una jirafa bebé de 18 meses, perfectamente sana, con la excusa de una posible causa de endogamia? Como si el Zoo de Copenhague fuese el único Zoo del Planeta, y no hubiera forma de intercambiar ejemplares! Y no contento con matar y descuartizar a la pequeña jirafa Marius, a los 20 dias aniquiló toda una familia de leones con la misma patraña. ¿Y la reina no hizo nada para evitarlo? Ya sospechamos que a la tal reina le gusta el consommé de huesos de jirafa!
pues pasaría algo parecido a lo que está pasando o intentarían ir a Israel.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_