_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Migrañas

Como consecuencia de las pérdidas financieras de China, nuestras Bolsas se hunden también aquí

Juan José Millás

Parece que las Bolsas chinas caen por nuestra culpa. No adquirimos productos fabricados en aquel país en las cantidades precisas para mantener su crecimiento económico. Y eso que no hacen más que devaluar su moneda para abaratar las exportaciones. Como consecuencia de las pérdidas financieras de allí, nuestras Bolsas se hunden también aquí y los pequeños ahorradores, que compraban acciones o se abrían planes de pensiones para el futuro, ven disminuir sus ahorros. “Es por los chinos”, les explica el director de la sucursal bancaria de la esquina. Y el pequeño ahorrador vuelve a casa con el ánimo encogido y le explica a su cónyuge que hay una especie de ranura en Asia por la que misteriosamente hace agua su capital al modo en que por los cojines del sofá se pierde la calderilla. La globalización era esto: que la migraña, en vez de afectarte a la parte de la cabeza en la que se encontraría España, si la cabeza fuera un globo terráqueo, te afecta por igual a los dos hemisferios, de modo que, en vez de un Hemicraneal, has de tomarte dos.

La solución, si lo hemos entendido bien, pasaría por encargar a los chinos más ropa, más gatitos de la suerte, más jarrones, más bolígrafos, más flores artificiales, no sé, más pijamas de seda, más paraguas. De ese modo, volverían a crecer y regresarían a los beneficios y nuestros ahorros no se colarían misteriosamente por aquella rendija del universo que nos queda tan lejos. Claro, que todo eso tendríamos que pagarlo. Barato, sí, pero para qué quiero yo tener la casa llena de gatitos de la suerte cuando lo que necesito es abonar el recibo de la luz, que por cierto la tengo contratada con una empresa de nombre español, pero de capital chino, pues me dicen que acaban de comprarla.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_