Conciliar campaña y pactos
Una vez toca formar gobierno, los partidos deben cambiar radicalmente su estrategia y esforzarse por matizar las líneas rojas
El primer reto tras las elecciones es que los partidos aprendan a conciliar las estrategias que siguieron para ganar votos durante la pasada campaña con las que son necesarias para formar un gobierno estable. En cualquier sistema donde existen varias formaciones a lo largo del eje izquierda-derecha los espacios de competición en la campaña electoral se estrechan, y los partidos intentan ganar representación asegurándose el apoyo de sectores concretos del electorado. Si pretendiesen atraer a amplios grupos de votantes, entonces se arriesgarían a que otra formación les robase los votos descuidados a la izquierda o a la derecha de su espacio ideológico.
El resultado, como muestran la pasada campaña electoral, es que se produce una mayor diferenciación en las promesas de los candidatos y también una mayor especialización por sectores de votantes: el PP recibe apoyos del voto de jubilados en la derecha, el PSOE moviliza en el centro-izquierda entre grupos con menos formación y desempleados, Podemos atrae fundamentalmente a jóvenes de izquierda con formación cuyas expectativas se han truncado con la crisis y Ciudadanos se queda con los votantes de centro, más formados que la media y con buenas condiciones socioeconómicas.
Sin embargo, una vez toca formar gobierno sin que ningún candidato haya conseguido mayoría absoluta, los partidos deben cambiar radicalmente su estrategia y esforzarse por matizar las líneas rojas que trazaron con el resto de partidos, si es que aspiran a llegar a algún tipo de acuerdo.
En un sistema fragmentado, el gobierno depende normalmente de un pacto entre varias formaciones, bien sea para garantizar la investidura de un gobierno en minoría, o para formar un gobierno de coalición que consigue una mayoría absoluta de escaños en el Parlamento. Lo importante es que en todos los casos la negociación y el acuerdo final requieren de concesiones por parte de las partes implicadas.
El partido que asuma que en el contexto actual existe una conciliación inevitable entre las estrategias para ganar votos antes de las elecciones y para formar gobierno tras ellas y que pueda explicárselo de este modo a sus votantes será el mejor posicionado para manejarse en el nuevo escenario político tras el 20-D.
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