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Frotarme la cara con la toalla: 14 errores que no sabes que cometes afeitándote

¿Cuántos días puedo utilizar la misma maquinilla? ¿Me afeito a contrapelo? ¿Cómo me seco? ¿Cuánto 'aftershave'? Te creías que lo hacías bien, pero...¿Como hay que afeitarse?

Este hombre está a punto de mover la maquinilla eléctrica como si fuese una cuchilla. Error.
Este hombre está a punto de mover la maquinilla eléctrica como si fuese una cuchilla. Error.Istock

Lo de afeitarse es como freír un huevo: todo el mundo sabe hacerlo. Un poco de espuma, cuchilla arriba y abajo, y listo. Pero la realidad es que todo el mundo sabe hacerlo… mal. Bueno, unos peor que otros; quizás tú, con los años, has adquirido la habilidad suficiente para no terminar con la cara llena de trocitos de papel higiénico cubriendo los cortes. Aunque seguro que hay muchas otras cosas que no sabes que estás haciendo mal y por las que te negarían el aprobado en rasurado. Tranquilo, que en ICON hemos hablado con dos doctores en la materia para que saques un sobresaliente. Uno de ellos es Roberto Martín, barbero matrícula cum laude con más de 20 años de experiencia en el manejo de la navaja. Actualmente, Roberto es el encargo de la barbería Malayerba, cortes y afeitados finos, el local más bonito de todos los que se encuentran en la madrileña plaza del Dos de Mayo. Le acompaña en el estrado Carles Suñé, periodista catalán creador del portal No sin mi barba, que ha trasladado al papel de la mano de la editorial Lunwerg (Planeta). Ponte la espuma, coge la cuchilla y toma nota de tus errores:

Error nº 1: Me moja un poco la cara antes de afeitarte y ya

Lo ideal para secarse es dar golpecitos en la zona afeitada con la toalla, suaves, como los que se daban los aristócratas para limpiarse el sudor”

Para afeitarse, sí o sí, hay que abrir el grifo del agua. Como se te ocurra hacerlo en seco, te vas a pasar un par de días con la cara al rojo vivo… Carles indica que el agua caliente debe ser la primera en correr: “Con el calor se debilita el pelo y la cuchilla pasa con más facilidad. Lo ideal es ducharse antes y así ya tienes los poros abiertos”. Roberto, con su gusto por lo más clásico, añade el uso de toallas: “Se moja en agua caliente, luego se escurre y se pone en la cara unos minutos. Es poco habitual que la gente lo haga en casa, pero el vapor de una toalla es lo mejor para abrir los poros”. Una vez entrados en materia de corte con la cuchilla, es importante mantenerse en el estilo clásico del wetshaving, que consiste en mantener la cara hidratada entre pasada y pasada siempre con agua caliente. El último paso es abrir el grifo con la marca azul: “El agua fría sólo cuando ya has terminado, para aclarar y así cerrar los poros”, concluye Roberto. También es importante que no dejes el grifo abierto con el agua corriendo, que no estamos para gastos.

Error nº 2: Si no sale ese pelo rebelde, presiono

A pesar de que en el afeitado se cumple lo de “más vale maña que fuerza”, como se te rebele alguna zona, lo normal es que al final tires del rollo excavadora. Es probable que, con esa presión excesiva consigas sacar los pelos rebeldes, pero también es probable que te pases el resto de la semana con un sarpullido rojo de los que pican. “Antes que presionar, es mejor aplicar agua caliente en la zona, poner espuma de nuevo y dar otra pasada con calma”, explica Roberto, que no es partidario de utilizar la fuerza. Tampoco lo es Carles, que insiste en que, antes de ponerse burro, hay que ver qué le pasa a la cuchilla para que no se esté llevando la barba: “Quizás el filo está gastado y haya que cambiar de hoja; o tal vez la espuma no ha actuado aún y los poros tienen que abrirse”. Sea cual sea el motivo, recuerda que la violencia nunca es una opción.

Tienes que confiar mucho en alguien (o las manos inutilizadas) para dejar que te afeiten. Jacinda Barrett lo hace con Joaquin Phoenix en 'Brigada 49' (2004).
Tienes que confiar mucho en alguien (o las manos inutilizadas) para dejar que te afeiten. Jacinda Barrett lo hace con Joaquin Phoenix en 'Brigada 49' (2004).Cordon

Error nº 3: Me seco la cara frotándome con la toalla

Después de haber cumplido con todos los pasos del afeitado a la perfección, puedes fastidiarla en la despedida y cierre con algo aparentemente tan sencillo como secarte la cara mal con la toalla. Debes tener en cuenta que acabas de pasar por tu rostro una cuchilla afilada, y aún tienes altas probabilidades de irritación, así que frotarse ahora de arriba abajo con una toalla no parece lo más conveniente. “Hay que secarse con cuidado, no conviene agredir la cara”, comenta Roberto: “Lo ideal es dar golpecitos en la zona afeitada con la toalla, suaves, como los que se daban los aristócratas para limpiarse el sudor”. Otra cosa muy importante es lavar de vez en cuando la toalla. Si ha perdido todo su olor a Mimosín, le toca visitar la lavadora.

Error nº 4: Soy Clint Eastwood y me afeito a contrapelo

Si una zona se te ha rebelado, consigues mucho más estirando la piel que pasando 20 veces por ella con la cuchilla. En realidad, así sólo consigues irritarla”

En primero de afeitado aprendes que siempre hay que mover la cuchilla en la dirección en la que crece la barba (para averiguar cuál es, pasa los dedos por la cara y cuando notes que es como si estuvieras despeinando a un perro, entonces estás haciéndolo a contrapelo). Si pasas la cuchilla en la dirección contraria, la cuchilla va mucho más rápido y apuras más, aunque lo normal es que también consigas que "salte el poro". “En terminología de barbería se dice que salta el poro cuando sale la típica mota de sangre después de que la cuchilla ha pasado por ahí. Si te ocurre, para”, dice Roberto, aunque también reconoce su eficacia porque cuando se pasa la cuchilla a contrapelo, se corta más cerca de la raíz: “Si la piel te lo permite, lo puedes hacer en la segunda pasada, pero es importante volver a ponerse la espuma”. Controlar la técnica del contrapelo te puede llevar hasta el nivel Clint Eastwood de afeitado, como llama Carles al más sobresaliente, pero también al de Hommer Simpson. Así que cuidadito, eh…

Error nº 5: Me afeito en cinco minutos, y tan pichi

Un imberbe Macaulay Culkin teniendo su primera experiencia con la maquinilla en 'Solo en casa 2' (1992).
Un imberbe Macaulay Culkin teniendo su primera experiencia con la maquinilla en 'Solo en casa 2' (1992).Cordon

Cuando llegas tarde a una reunión, de esas a primera hora, sólo te da tiempo a pasarte rápido la cuchilla. Pero a lo que deberías haberle robado horas es al sueño porque ahora te vas a pasar el día con la cara como si te hubiera besado un cactus... “Nada de cinco minutos: un cuarto de hora afeitándote no te lo quita nadie”, asegura Carles, que insiste en que, en realidad, lo de afeitarse es algo que no debería hacerse con prisa: “En el caso de que no tengas esos minutos de más por la mañana, es mejor que te afeites por la noche. Además, así no llegarás a la reunión con la rojez característica de un afeitado hecho con prisas”. Roberto también opina que hay que dar todos los pasos para que la experiencia sea agradable: “Calor, espuma, pasada a favor, rasurado en contra si es necesario, secado, loción… Todo eso requiere tiempo, más de cinco minutos”. Ya se sabe que, en esta vida, las prisas casi nunca son buenas, y el afeitado no es una excepción.

Error nº 6: Compro la maquinilla más barata

Con el calor se debilita el pelo y la cuchilla pasa con más facilidad. Lo ideal es ducharse antes y así ya tienes los poros abiertos”

Afeitarse cuesta una pasta; los precios de las cuchillas son un escándalo, y las cremas y lociones, también. Aunque Carles está convencido de que lo que de verdad sale por un ojo de la cara es rasurarse al estilo low cost: “Vale la pena que la maquinilla sea buena, igual que la eléctrica. Si escatimas, puedes acabar con la cara como el eccehomo de Borja”. La realidad es que no se pueden esperar los mismos resultados de una hoja de afeitar que hay que pagar con un billete que de una para la que te llega con unas cuantas monedas; esas suelen tener poco filo y se oxidan mucho antes. Aunque Roberto propone una opción en desuso que, en realidad, es más económica: “Las maquinillas clásicas, con hojas de afeitar intercambiables, son más baratas que las actuales, aunque requieren algo de nivel para poder utilizarlas”. Quizás merezca de veras aprender a manejarla, sobre todo porque estas maquinillas vintage contaminan mucho menos que las de plástico.

Error nº 7: Utilizo una mano para afeitarte y la otra para sujetar el lavabo

Katharine Hepburn observa si Spencer Tracy se ha leído bien nuestro artículo. La película es 'Adivina quién viene esta noche' (1967).
Katharine Hepburn observa si Spencer Tracy se ha leído bien nuestro artículo. La película es 'Adivina quién viene esta noche' (1967).Cordon

Quizás creías que no era necesario, pero cuando te afeitas tienes que usar siempre las dos manos. Una mueve la maquinilla, mientras la otra mano la sigue y se dedica a estirar la piel. “Siempre, siempre, hay que estirar la piel por la que va a pasar la maquinilla”, insiste Roberto, que lo considera una de las claves del éxito en el apurado: “Mucha gente no lo hace y esa es la causa de que no les quede un buen afeitado”. También Carles considera el estirado uno de los pilares fundamentales del rasurado facial: “Si una zona se te ha rebelado, consigues mucho más estirando la piel que pasando 20 veces por ella con la cuchilla. En realidad, así sólo consigues irritarla”. Al tersar la piel, la maquinilla se desliza mejor y colocas los poros a favor de ella, así que suelta el lavabo, que no se va a caer.

Error nº 8: Me miro en un espejo frontal

Lo normal es realizar el afeitado frente a un espejo anclado en la pared del cuarto de baño, pero esos no tienen tres dimensiones y tu cara sí. Para conseguir ver todos los rincones de tu rostro, Carles cree que hay una opción mejor que el espejo tradicional: “Conviene utilizar uno de esos con brazo, que se mueve y le puedes dar la vuelta. Así consigues ver todas la zonas de tu cara, ya que hay puntos que son ciegos”. Otra posibilidad, algo más exagerada, sería forrar de espejo una parte de las paredes laterales entre las que te afeitas, aunque Roberto cree que hay un modo de mirarse toda la cara mucho más sencillo: “En realidad, con el espejo frontal también te puedes llegar a apañar. Es cuestión de estirar bien el cuello y mirar por el rabillo del ojo, como hacían nuestros abuelos”.

Error nº 9: Me igualo las patillas mirando un cachete y luego el otro

Lo primero que tienes que hacer para conseguir que las patillas te queden a la misma altura es no fiarte de tu cara. Sobre todo, desconfía de la altura de las orejas, que es lo que habitualmente se utiliza como referencia visual a la hora de darles forma. “Hay que dibujar una línea imaginaria desde la nariz y calcular a partir de ahí”, asegura Carles: “También se puede probar a colocar los dedos en la zona de corte desde la altura de la oreja, pero como no somos simétricos, suele haber fallos”. Es importante no juzgar la altura a simple vista, y hacerse una especie de estudio personal de tus dimensiones. Es difícil no errar, pero con la práctica y probando diferentes alturas, se acaba pillándole el truco, y puedes llegar a conseguir unas patillas tan perfectas como las de Elvis.

Error nº 10: Si tengo un granito en la cara le paso la cuchilla por encima

Durante la adolescencia, para algunos utilizar la cuchilla parecía un buen método para terminar con el acné (esos ahora tienen la cara como si hubieran pasado la viruela). Por fortuna, de mayor, los granos te salen contados, pero alguno puede caer, o igual se te enquista un pelo. Una pésima opción es pasar por encima la cuchilla y así desencapotarlo. “En las heridas se puede utiliza piedras de alumbre, que cierra los poros y es natural. Las hay como si fueran una cerilla y son fáciles de utilizar”, recomienda Roberto. Lo más importante es ser excesivamente cuidadoso con el afeitado en esa zona, y evitar pasar la cuchilla por donde se tiene una herida, para que no se infecte. También es importante tener a mano una buena tirita, por si acaso.

Error nº 11: Muevo la maquinilla eléctrica como si fuera una cuchilla

Malas noticias: los anuncios de la tele te han mentido porque las maquinillas eléctricas no sirven para el afeitado diario. Algunas casi lo consiguen, pero, en opinión de Carles, aún les falta para alcanzar la eficacia de la cuchilla: “Si utilizas la eléctrica para afeitarte no vas a conseguir un resultado apurado. Lo ideal es combinarla con la cuchilla; si tienes barba larga, la eléctrica es lo mejor para recortar antes de afeitar”. Lo de que la eléctrica es un complemento se descubre tras probarla unos días, aunque puede ser uno muy bueno si se mueve correctamente por la cara. Ahí suele estar el fallo. ¿Hay que hacerlo de arriba abajo como la cuchilla? Roberto despeja las dudas: “Hay que manejarla en círculos, haciendo pequeñas circunferencias por la cara. Así es como corta, se nota en el sonido”. Lo de hacerlo de arriba a abajo, como brochazos, sólo tiene sentido al final, para repasar. En lo de los movimientos en redondo, los anuncios sí que dicen la verdad.

Error nº 12: Venga, me echo toneladas de 'aftershave' aunque tenga la piel sensibe

Lo del aftershave (la loción que se aplica después del afeitado) viene de la época en la que había que echar alcohol en la cara para evitar las infecciones por los cortes, pero, hoy en día, no es un producto que esté siempre indicado. Si eres de los que tienen la piel sensible, evita esas ofertas en las que te regalan el aftershave con el pack de la colonia: “Esos aftershave suelen usar la fórmula de la fragancia y tienen alcohol. Es mucho mejor aplicarse después del afeitado productos más naturales, bálsamos o lociones con aloe vera”, asegura Carles. Aunque en esto nuestros doctores no están de acuerdo, porque Roberto es de los que aprecian la sensación vieja escuela del auténtico aftershave: “Depende de la piel, pero hay gente que lo tolera bien. A mí, personalmente, me gusta porque me lleva a esa sensación más antigua, como se afeitaban nuestros padres”. 

Error nº13: Me afeito con la misma maquinilla que ayer, que son muy caras

El peor de todos los enrojecimientos faciales lo provoca una maquinilla desgastada. Como no corta, se insiste con ella, lo que provoca un círculo vicioso de presión y sarpullido. A esto se le añade la suciedad que se acumula, lo que aumenta las probabilidades de pillar una infección que sólo se arregla con una receta para comprar antibióticos (si hablamos de cuchillas oxidadas, hablamos de tétanos). ¿Cada cuánto tiempo hay que cambiar la cuchilla? “La clave está en la banda hidratante que incluye: su desgaste es delator del estado en el que se encuentra. Pero una cuchilla que se usa dos o tres veces a la semana no durará más de quince días”, asegura Carles, que aclara que todo depende de la calidad de la máquina: “Las desechables hay que usarlas y tirarlas, no dan para más”. Hay otro error de esos que casi nadie reconoce en voz alta, y es utilizar la misma cuchilla con la que te afeitas la cara para otras zonas del cuerpo más… íntimas. Carles define eso en una palabra: aberración.

Error nº 14: Me afeito todos los días

Este error puede ser polémico, porque igual no es culpa tuya. Quizás no te queda otra porque tu jefe aún no ha comprendido que, con barbita de dos días, estás aún más atractivo para los clientes. Aunque es obvio que el nivel de irritación es mayor para alguien que se afeita a diario, Roberto cree que se puede suavizar con un buen preshave: “Primero una ducha para abrir los poros, o agua caliente en la cara, y, antes de la espuma, un aceite de preafeitado, que ya está empezando a utilizar mucha gente”. Un afeitado continuado requiere más productos y, en consecuencia, más minutos, aunque el verdadero problema lo tienen los que son de piel sensible, o de piel normal, pero en una época en la que está irritada. “En ese caso, hay que hacer descansos entre afeitado y afeitado, y pasar la cuchilla siempre a favor del pelo”, añade Carles. Resalta también la importancia de utilizar crema hidratante a diario, el mejor modo de evitar enrojecimientos futuros cuando la piel no esté tan a favor. Cambiar de jefe, uno que lleve barba de dos días, tampoco viene mal.

 

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