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Alterconsumismo
Coordinado por Anna Argemí
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Nuevos modelos económicos para un futuro sostenible

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Para creer que la economía puede crecer infinitamente en un sistema finito hay que ser un loco o un economista”

Por Sonia Felipe Larios


Hoy vemos cómo surgen nuevos modelos económicos protagonizados por las personas, y con un mismo hilo conductor
: fin al monopolio de los expertos en la Economía con mayúsculas, papel relevante de las comunidades y foco en el bienestar humano y el desarrollo sostenible. Esto, sustentado por las posibilidades de contacto, intercambio y colaboración que brindan las nuevas tecnologías. Así, vemos cómo florecen movimientos y modelos como la economía circular, la economía colaborativa, la economía del bien común, las empresas BCorp, la financiación colectiva vía crowdfunding y sus variantes crowdlending y crowdinvesting, o las iniciativas ciudadanas de transición hacia una economía baja en carbono, que adquieren cada día más adeptos. Algunos forman parte de la agenda de la Cumbre del Clima en París estos días. Es el caso de la economía circular, que la Comisión Europea define como un sistema que “mantiene el valor añadido de los productos el mayor tiempo posible y excluye los residuos”, dándoles una nueva vida útil.

Qué hace ahora posible el cambio

Algo que tienen en común todas estas propuestas innovadoras es que otorgan más poder a los consumidores. Ofrecen estructuras que permiten a los particulares hacer transacciones con otros de forma más directa y, de alguna manera, democratiza la manera en la que los servicios y productos son financiados a través de redes de intercambio descentralizadas. “La tecnología digital ha abierto nuevas posibilidades para que las personas puedan producir y consumir de forma colaborativa, y ha cubierto necesidades al compartir recursos que estaban ociosos”, indica Martin.

El impacto en la vida de las personas de estos nuevos modelos económicos es cada vez más sólido. Ya existen más de 1.700 comunidades locales adscritas a la red de ciudades en transición que, actuando entre vecinos, reducen la dependencia de la sociedad a los combustibles fósiles y fortalecen el músculo de la iniciativa ciudadana. Un movimiento que se basa en pequeños-grandes triunfos colectivos, como la creación de una red de espacios para el encuentro social y la reparación colectiva de bienes averiados. “Inspira ver que ya hay gente que está viviendo tal como necesitaríamos acordar hacerlo”, explica su cofundador Rob Hopkins, refiriéndose a la decisiva COP 21 en la que participa.

Entre tanto, se calcula que la economía del compartir mueve más de 2.500 millones de euros al año y solo en 2014 creció un 25%, según la revista Forbes. La llamada economía colaborativa pone el foco en la utilidad y no tanto en la propiedad de los bienes materiales. El 76% de los españoles ha alquilado o compartido bienes o servicios alguna vez, según el estudio Tendencias del consumo colaborativo en España, de la firma de carsharing Avancar. Una cifra que se eleva hasta el 81% entre los más jóvenes, lo que indica el potencial de este nuevo modelo.

Más de 1.200 empresas en todo el mundo ya son empresas BCorp, que a través de los negocios buscan responder a los desafíos sociales y medioambientales. Mientras, el movimiento por una Economía del Bien Común coge fuerza, aglutinando ideas y acciones en todo el mundo a través de la iniciativa Global Hub. Y las iniciativas de financiación colectiva continúan imparables.

Esta vez, desde abajo

Pero es algo más que estas cifras lo que sugiere que estamos ante un cambio transcendente en nuestra forma de entender la economía y de vivir. Esta vez, la renovación del sistema viene de la base, incluso en el sector financiero. Para financiar el cambio, hay que cambiar a su vez las finanzas y asumir que el dinero, como la economía, solo tiene sentido cuando pone en contacto a las personas.

Estas propuestas innovadoras en lo económico y lo social, que surgen al albor de una mayor conciencia ciudadana y de las facilidades que trae la tecnología, van en consonancia con la forma de vida de los llamados millennials, los jóvenes nacidos a partir de las décadas de los 80 y 90. Jóvenes a los que se les atribuyen criterios de consumo responsable, preferencia por compartir en lugar de poseer y una cultura del trabajo emprendedora y en sintonía con sus valores éticos.

Ellos liderarán el futuro, pero el cambio debe empezar desde el presente. Reconocer que la economía está en nuestras manos y actuar en consecuencia. No obstante, para que este modelo de sostenibilidad sea eficaz, es preciso contar también con el apoyo de las instituciones y empresas, grandes y pequeñas, comprometidas en dar un impulso definitivo a una nueva economía más humana y ecológica.

Comentarios

The solution to climate change in the Mediterraneanhttps://youtu.be/9bbFyKE2DWwTHE PROBLEM:https://youtu.be/4vyn9njKt6w
El problema somos nosotros y .
Del 80 al 90 somos la generación olvidada, estamos en una crisis del modelo empleo-subsistencia sin precedentes. Finlandia va a poner en marcha la RBU, y aquí vamos tarde, muchos caeremos en la mendicidad y muchos morirán sin esperanzas en entrar en el juego de la silla económico tocando con la llema de los dedos este otro modelo. Lo imprescindible para entrar en la economía colaborativa es la RBU, sin ella, no hay futuro. https://www.youtube.com/watch?v=-Hjk5TSLvwg
es un tema súper!

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