¿Por qué no se habla de Europa en esta campaña?
PorEkaitz Cancela (@ecanrog) desde Bruselas.
Fotografía: Ekaitz Cancela.
En el debate posterior al enfrentamiento bipartidista del año sobró tiempo para el bochorno de nuestra Marca España cuando los corresponsales extranjeros se regocijaron de ello. Nadie se preguntó que quizá sea porque España es de los pocos países comunitarios que no aborda inmediatamente su ausente papel en la construcción de una gobernanza global. El análisis de “los mejores memes del cara a cara entre Sánchez y Rajoy”, la polémica por si el uno es “indecente” o el otro “desmesurado” y el resto del circo electoral impiden ver el bosque.
Las crisis que afronta la Unión Europea no son pocas y la posición de España, crucial. Desde la emergencia de refugiados y la incapacidad de garantizar la libre circulación de personas, a la del clima y la situación con Ucrania que se puso de manifiesto de forma tímida en la COP 21. También la posible ruptura de Reino Unido fruto del Brexit, el aumento de la xenofobia y el euroescepticismo, el fracaso de la Troika retratada por Grecia y otro de los grandes temas, que aunque no tiene mucho recorrido en el debate nacional, polariza a los distintos grupos del Parlamento Europeo: el Tratado Transatlántico de Libre Comercio que negocian Estados Unidos y la UE (TTIP).
En lo que va de año 900.000 personas refugiadas y migrantes han llegado a la Unión Europea, la cual solo se ha comprometido a acoger a 120.000. De estas, España acogerá a 15.000, lo que es igual a 3 personas por cada 10.000 habitantes, como denuncia Oxfam Intermón. La Europa de la fortaleza ha sido incapaz de establecer vías legales y seguras de entrada a refugiados, mientras cadáveres sin nombre empañan su valores. 50 niños han muertos desde aquella foto que dio la vuelta al mundo.
En su lugar, la misma Europa que malgastó el 57% de su presupuesto para refugiados en reforzar fronteras y policía, ha centrado el debate en crear una guardia europea de fronteras y costas. (Sólo dos partidos, Podemos y Ciudadanos, citan en su programa algo similar.) “Los que piden una Europa sin fronteras jamás comprarían una casa sinpuerta. Todos los que piden una Europa sin fronteras tienen una casa con puertas”, se atrevió a decir el diputado europeo Esteban González Pons para justificar la defensa y la seguridad en detrimento de los derechos humanos.
La falta de interés por lo que ocurre en Europa impide expresar abiertamente en un debate mediático que el Partido Popular y Ciudadanos son los únicos que no prometen vías legales de entrada a España para personas que huyen de una guerra y que todos los partidos abogan por retirar las cuchillas de las fronteras de Ceuta y Melilla, que el PSOE mantuvo, excepto el PP y la ambigüedad de la formación de Albert Rivera.
No sólo es cuestión de refugiados. El mismo martes que se dio otro paso hacia la perdida de valores europea, el Parlamento debatió sobre las políticas de la Troika. El presidente del grupo verde, Philippe Lamberts, no tardó ni treinta segundos en poner como ejemplo de fracaso a España. “Han creado empleos de baja calidad y ahora uno de cada tres niños vive en la pobreza”. Es una realidad tan obvia como desgarradora, pero no se ha citado ni una sola vez en esta campaña a pesar de los trepidantes esfuerzos de organizaciones como porCausa.
La ausencia de Europa en la campaña electoral también ha evitado un posicionarse de forma clara sobre energía y clima, fundamental en los tiempos que corren, y facilitado el brote de posturas xenófobas que viene dándose en todo Europa; aunque sea de forma tímida, como la postura de Ciudadanos de oponerse ciegamente a la sanidad universal.
A todo ello se suma la aflorada discusión sobre la integración económica y el hecho de que un partido socialista ni siquiera haya tenido un debate sobre qué le lleva a defender a ultranza la libre circulación del capital en el TTIP y no inmutarse cuando la de las personas se pone en jaque.
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