Cuatro imágenes y cuatro errores
Los programas electorales quedan condensados en la idea central que cada partido presenta en campaña
Las campañas sirven para fijar las ofertas electorales en idea-fuerza que representen todo el programa. En estas elecciones, por ejemplo, las campañas de los cuatro primeros partidos se podrían resumir en cuatro imágenes. El Partido Popular apuesta por la experiencia, la capacidad de gestionar momentos difíciles. El PSOE ha optado por una idea clásica: la única alternativa posible será la que se forme en torno a los socialistas. Ciudadanos insiste en la regeneración, la modernización de la vida política sin poner en riesgo el sistema. Podemos ha encontrado su principal lema en la idea de que es el heredero del socialismo igualitario.
Los grandes errores se suelen producir cuando se provoca confusión respecto a esas ideas centrales. Ciudadanos cometió uno al demostrar al electorado femenino que su modernización no llega muy allá frente al problema de la violencia machista. La pésima manera de enfocar el tema quedó de relieve en la famosa intervención de Marta Rivera en un debate televisado. La señora Rivera recurrió al más zafio de los ejemplos: "Es igual de terrible para un niño que su padre mate a su madre, como que su madre mate a su padre". Seguramente es cierto, pero la realidad es que no existe el menor problema social respecto a las mujeres violentas con su pareja, mientras que el caso de los hombres violentos en sus relaciones sentimentales se ha convertido en una insoportable rutina. Es como si alguien propusiera luchar contra el racismo de los negros contra los blancos. Seguramente hay negros racistas, pero, que se sepa, el único problema social, formidable, lo ha planteado el racismo blanco.
Los sondeos señalan que el PP no podrá gobernar en minoría, salvo que le vote expresamente Ciudadanos
Podemos introduce también confusión en su anhelada imagen como heredero del socialismo democrático cuando centra su lema en las ideas de "patria" y "pueblo". La palabra "patria" ha sido durante largas épocas un concepto casi sagrado que exigía sacrificios. Tal vez por eso, ha despertado alarma y provocado vigilancia en muchas de las generaciones que han venido votando PSOE. La patria, desde hace muchas décadas, necesita adjetivos. "Nuestra patria es el pueblo", tampoco alivia el desasosiego. El culto a las dos ideas nunca dio buen resultado. Canadá, decía su propaganda, es la patria de la igualdad, de la tolerancia y de la justicia. Son adjetivos más claros.
En el caso del PP, la apuesta por la experiencia tiene un flanco débil: la experiencia de los ciudadanos demuestra que el Partido Popular ha estado financiado de manera ilegítima durante décadas. Ninguna democracia experimentada podría dejar pasar ese hecho, porque supone un engaño radical. Para colmo, el responsable de esa política es la misma persona que se presenta como candidato "estable". Rajoy lleva nada menos que 25 años ocupando cargos en la gestión del PP. Lo increíble es que siga siendo candidato.
Es curioso que se valore poco la campaña de Pedro Sánchez, porque si se miran los datos de las encuestas, es bastante probable que el PSOE tenga razón en considerarse la única (o casi la única) alternativa a un gobierno popular. Los sondeos señalan que el PP no podrá gobernar en minoría, salvo que le vote expresamente Ciudadanos y eso es algo que Rivera ha dicho que no hará. Evidentemente, se puede volver atrás, pero no es probable, porque iría frontalmente contra la idea de regeneración. ¿Nada más empezar y hace lo contrario de lo que prometió? El riesgo sería enorme para un político joven con ambición de ser un día presidente del Gobierno. El error de los socialistas es creer que, aunque sea cierto, con ese lema, tan poco generoso, se pueden ganar unas elecciones. solg@elpais.es
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.