Redefinir el significado de la palabra 'shopping'
En su sexta edición, la barcelonesa The Shopping Night homenajea a Shakespeare y amplía el concepto de ir de compras
Cada uno puede tomarse la palabra 'shopping' como quiera. Habrá los que la entiendan como una transacción en la que cambias dinero por alguna mercancía. Pero los que atestaron Passeig de Gràcia durante la noche del 3 de diciembre sabrán que 'shopping' es más bien una experiencia amplia que incluye salir a la calle, divertirse, reír, comentar las jugadas más destacadas con tus colegas y, claro, volver a casa con varias bolsas llenas de tesoros. En eso consiste la Shopping Night barcelonesa, que celebró su sexta edición con una velada repleta de actividades que van mucho más allá del trueque mercantil.
En cada nueva edición, The Shopping Night busca una coartada temática para que los comercios de la zona tengan una excusa perfecta para photocalls, actividades y saraos diversos. En esta ocasión, la coartada tenía nombre y apellido: William Shakespeare. Aprovechando que de forma inminente estaremos celebrando cuatro siglos desde la muerte del célebre escritor, Passeig de Gràcia se convirtió en el espacio ideal para propuestas como una pasarela interactiva en la que se diseñaban piezas al momento en un decorado inspirado en La Tempestad; un escenario con reminiscencias del Globe Theatre, que estrenó la mayor parte de obras shakespearianas, o una interpretación del mítico diálogo entre Romeo y Julieta en los balcones del hotel Majestic.
Passeig de Gràcia se llenó de personajes caracterizados con vestuario puramente shakespeariano que se mezclaban entre los verdaderos protagonistas de esta obra de teatro: los shoppers profesionales. Fueron estos los que recorrían el paseo de punta a punta aprovechando que, además de una buena ración de Shakespeare, la Shopping Night ofrecía un buen conjunto de facilidades para comprar en las tiendas más icónicas de la zona: descuentos y regalos se adueñaron de los locales del lugar durante cinco bulliciosas horas.
De nuevo, la variedad de la oferta del paseo barcelonés hizo posible que el abanico de público fuera amplio y variado. Entre la multitud que caminaba arriba y abajo, grupos de adolescentes adictos al low-cost convivían con buscadores de productos más selectos. De todo para todos en un shopping democrático que mezcla H&M con Santa Eulalia, Custo con Bershka, Sita Murt con Levi’s, Lacoste con Mango.
En esta edición, además, y apuntándose a la fiebre por la cocina, la Shopping Night festejó la gastronomía a través de muy diversas propuestas. El mercadillo gastronómada Van Van aparcó su convoy de food trucks en la parte más baja de Passeig de Gràcia, justo al lado de Plaza Catalunya, convirtiendo este tramo del paseo en una parada obligatoria en la que llenarse el estómago de la forma más gourmet posible. Y si esta propuesta no satisfacía tus necesidades, siempre podías seguir calle arriba para toparte con otras ofertas que iban desde las sopitas calientes a la comida urbana de Carles Abellan.
El que no avanzó sus compras navideñas en un ambiente festivo y divertido (y con múltiples facilidades), fue porque no quiso. El que se perdió una increíble cantidad de saraos por metro cuadrado, fue porque no tiene ni idea. Sólo había un plan mejor que la Shopping Night barcelonesa: quedarse en casa leyendo a Shakespeare… Pero para eso tenemos todo el año, ¿no?
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