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El acento
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Kobe Bryant, Phil Jackson y la ‘cruz’ de Michael Jordan

La megaestrella de la NBA, el mejor pagado con 25 millones de dólares en su última temporada, anuncia su retirada

Robert Álvarez
Kobe Bryant, en agosto de 2008, después de obtener la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Pekín.
Kobe Bryant, en agosto de 2008, después de obtener la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Pekín.TIMOTHY A. CLARY (AFP)

Phil Jackson, el entrenador de los 11 anillos, seis con los Bulls de Michael Jordan y cinco con los Lakers de Kobe Bryant, cuenta una anécdota definitoria respecto al carácter de este último. Por entonces, en 1999, Kobe tenía 21 años. No había ganado prácticamente nada. Jordan, que luego regresó para poner el epílogo en Washington, gozaba de su retiro dorado, considerado uno de los mejores deportistas de la historia. “Cuando aquella temporada jugamos en Chicago, organicé un encuentro entre las estrellas”, escribe Jackson en Once anillos.“Pues pensé que Michael podría contribuir a modificar la actitud de Kobe y llevarlo hacia una generosa labor de equipo. En cuanto se estrecharon las manos, las primeras palabras que brotaron de los labios de Kobe fueron las siguientes: ‘Por si no lo sabes, puedo patearte el culo de igual a igual”. La Mamba Negra en estado puro. Así es esta megaestrella de la NBA, el mejor pagado, con 25 millones de dólares en su última temporada. Un superdotado para este deporte y al mismo tiempo un estajanovista, capaz de alojarse en la habitación de un hotel junto al Staples Center y pasarse el día entero del gimnasio a la cancha y de la cancha al gimnasio.

Su carrera ha sido larga y fecunda. Con los genes mejorados de su padre, Joe, muchos años profesional en EE UU y en Italia, Kobe, a sus 18 años, saltó del instituto a la NBA sin pasar por la universidad. Se convirtió en una máquina de anotar. En abril, cuando concluya su carrera de acuerdo a lo anunciado en una emotiva carta, podrá decir que ganó cinco anillos, tres al lado de Shaquille O’Neal y dos junto a Pau Gasol, estuvo 17 veces en el All Star, ganó dos medallas de oro olímpicas —tres si se enrola en la selección y Estados Unidos vuelve a ganar en Río— y se encaramó al tercer puesto en la lista de máximos anotadores de la historia, solo superado por Abdul-Jabbar y Karl Malone, y por delante de Michael Jordan.

A sus 37 años su cuerpo ya no da más de sí. Y en las tres últimas temporadas sus Lakers se han anclado en los bajos fondos de la clasificación. No habrá podido igualar los seis anillos de Michael, ni su carisma. El legado de un jugador tan excepcional como Jordan ha sido un acicate y un lastre a la vez para Kobe. La NBA siempre ha buscado un sucesor. Kobe Bryant fue uno de los que más se acercó al mito. En 2003 emergió la figura de LeBron James que, a punto de cumplir los 31 años, continúa en su empeño. En muchas facetas y para buen número de aficionados, LeBron es mejor que Kobe, más completo, capaz de jugar en las cinco posiciones, anotar más, capturar más rebotes y dar más asistencias. Kobe, sin embargo, cuenta con muchos adeptos. Su juego es más plástico, su físico más terrenal, su poder de atracción dentro y fuera de la cancha, mayor. Cuestión de gustos.

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A sus 37 años, Kobe se va. Su último mensaje es el de un enamorado del juego, en sentido literal, como escribe en su carta de despedida: “Y ambos sabemos que haga lo que haga después, siempre seré ese niño, con los calcetines enrollados, papelera en la esquina, 5 segundos en el reloj, pelota en mis manos… 5… 4… 3… 2… 1… Te quiero, para siempre”.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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