_
_
_
_
Seres Urbanos
Coordinado por Fernando Casado

¿Puede una ciudad sobrevivir sin publicidad?

El paisaje de nuestras ciudades se ha convertido en un escaparate inacabable de productos, servicios, logotipos, slogans que han sido visualmente introducidos e impuestos en casi todos los aspectos de la vida pública. Desde vallas publicitarias, vehículos, fachadas y hasta personas, los mensajes que las marcas comercializan a los consumidores se han vuelto difíciles de ignorar.

Hombre panel en Piccadilly Circus, Londres.

Desde el punto de vista urbanístico, en la ciudad de Sao Paulo fue aprobada la Ley Ciudad Limpia en 2007, la cual acababa con la asfixia visual de la metrópoli. La ciudad carioca decidió retirar parte de la publicidad exterior de sus calles, así como cualquier elemento considerado “contaminante visual”, ya que los carteles publicitarios habían crecido desmesuradamente y la saturación llegó a ser contraproducente para los anunciantes.

Tras la Ley Ciudad Limpia, más de 15.000 carteles y 300.000 signos de grandes dimensiones fueron eliminados de la ciudad. A pesar de ser en aquel momento una solución radical, a día de hoy la ciudad brasileña cataloga la acción como emblemática y necesaria.

Otras grandes capitales han seguido el ejemplo de Brasil, así como Chennai (India), que en 2009 prohibió las vallas publicitarias, o París (Francia), que lanzó un plan para reducir a un tercio el número de paneles publicitarios. Este año 2015, Teherán (Irán) ha sustituido durante 10 días 1.500 vallas publicitarias por obras de arte y Grenoble, la capital de los Alpes Franceses, ha sido la primera ciudad europea con la esperanza de limpiar las calles de los avances del marketing en pos de expresiones artísticas.

La alcaldía de Grenoble, liderada por Eric Piolle, defiende la estética del paisaje y la preservación de la naturaleza. Los publicistas franceses, en cambio, reclaman libertad de expresión. Desde enero, más de 300 estructuras publicitarias al aire libre fueron derribadas con la esperanza de utilizar esos espacios como lugares para la expresión pública. Ex-puntos adicionales de publicidad son ahora utilizados para promover grupos locales tanto culturales y sociales. Además, más de 50 árboles jóvenes reemplazan las antiguas vallas publicitarias de la ciudad.

A pesar de que todas estas ciudades no son del todo “libres de publicidad”, es importante destacar el hecho de poner freno a un campo, que a día de hoy, es muy difícil de controlar. El objetivo que todas ellas persiguen no es solo librarse de toda propaganda visual sino el de conservar y respetar la arquitectura de la ciudad.

Hombre panel en Piccadilly Circus, Londres.
Hombre colchón en Tottenham Court Road, Londres.

Cada vez son más los ciudadanos que reclaman ciudades limpias de masificación publicitaria. Muchos profesionales creativos comparten esta idea de “ciudades limpias de propaganda”, soñando e ilustrando un cambio a través del arte como, por ejemplo, el fotógrafo austríaco Gregor Graf, en su serie titulada Ciudad Oculta donde muestra tomas de Londres al desnudo, o Nicolas Damiens, diseñador gráfico francés, que en su serie titulada Tokyo Without Ads (Tokyo sin anuncios), desnuda las frenéticas calles de la ciudad nipona.

El colectivo neoyorkino Re+public, bajo una iniciativa llamada “No Ad”, ha creado una aplicación de realidad aumentada que permite ver el metro de New York sin carteles publicitarios, sustituyéndolos por obras de arte.

En cambio, el artista norteamericano Stephen Glassman propone reemplazar los carteles publicitarios de las vías públicas por bosques de bambú. Su proyecto “Urban Air” o Aire Urbano, se encuentra aún en fase de financiamiento en la plataforma Kickstarter, esperando ser implantado eventualmente en distintos lugares.

Mientras unos consideran la opción que tomó la ciudad de Sao Paulo como medida necesaria, otros la encuentran un atropello autoritario… ¿Estaríamos dispuestos a hacer este cambio en nuestras ciudades? ¿Hasta qué punto estas gigantescas estructuras, estimulantes de deseos a ser consumidos, son parte constructiva de la ciudad?

¿Puede una ciudad sobrevivir sin publicidad?

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_