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Alternativa teocrática a la castración felina en Israel

Un ministro de ultraderecha propone deportar a los gatos callejeros para respetar la Biblia

Juan Carlos Sanz

En el Gobierno de Israel hay ministros capaces de las mayores bravatas y también de las más grandes pifias. El titular de Agricultura, el ultraderechista Uri Ariel, se ha hecho célebre por una propuesta de inspiración teocrática para deportar a los gatos callejeros. Es la alternativa que plantea el ministro de Hogar Judío a la suspensión del plan de castración felina —que cuenta con un presupuesto anual de un millón de euros y ha supuesto ya la esterilización de unos 100.000 animales— para poder respetar el principio bíblico “creced y multiplicaos”.

Dos millones de gatos callejeros campan a sus anchas en Israel (ocho millones de habitantes), en una latente amenaza para la salud pública y la fauna salvaje. En Jerusalén son parte del paisaje urbano.

Ariel plasmó su iniciativa en una comunicación interna del Gobierno desvelada por el diario Yediot Ahoronot. En una carta al ministro de Medio Ambiente, Avi Gabai, planteaba destinar la partida para la castración felina a trasladar los gatos —“solo hembras o solo machos”— a otro país que quisiese aceptarlos.

El titular de Agricultura invocaba la legislación rabínica que condena la crueldad con los animales y el mandato divino de proliferación de las especies recogido en el Génesis. En resumen, que la esterilización va en contra de sus creencias.

“Bajo ningún concepto voy a solicitar para mi Pitzkeleh un pasaporte extranjero”, ironizaba en su cuenta de Twitter la exministra y dirigente opositora Tzipi Livni junto a una foto en la que aparece junto con su gato blanco y negro. Las sociedades protectoras de animales recuerdan que se trata de un asunto muy serio ante la alta densidad de población felina. “Los fondos destinados a la castración no deben ser desviados a otras alternativas mientras no se compruebe que son más efectivas”, alega un portavoz.

El diario Haaretz reducía ayer toda la cuestión al absurdo en su editorial sobre el ministro Ariel: “El reflejo pauloviano derechista ve la deportación como respuesta a todos los problemas, sea el de los palestinos, el de los refugiados africanos o, ahora, el de los gatos”.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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