Ambición en política
El panorama político español ha cambiado mucho desde que hice las maletas al no poder pagar la universidad. Sin embargo, hoy he conocido la existencia del síndrome de hybris, una afección que predomina en la clase política desde la antigüedad y en la que nadie parece haber caído. Dicho síndrome provoca un distanciamiento de la realidad en el que el afectado se cree superior debido al poder que le confieren sus funciones. Se vuelven adictos a ese poder y entran en un estado de desmesura que les puede llevar a cometer delitos. Sin un diagnóstico precoz, el afectado corre el riesgo de contagiar a su círculo más cercano. El círculo laboral es el más afectado por ser el lugar donde se gesta la patología. Mejores expectativas les esperan a quienes son tratados a tiempo porque con buena voluntad y grandes dosis de realidad diaria, este trastorno se supera. Ante la gravedad del síndrome, rogaría a nuestros políticos que mantuviesen la calma, prestasen atención y, ante cualquier síntoma, acudiesen siempre al médico. Quizás ustedes saben más sobre las afecciones de su oficio que yo, que no pude acabar la universidad. Pero por si acaso, y ante la duda, háganselo mirar.— Sandra Carrillo de Fuente.
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