Son leyenda
En casa de Roger y tras casi dos años —un año, nueve meses y seis días para ser exactos— sin que pudiéramos disfrutar de un Federer-Nadal. Ambos tenistas se citaron en la final de Basilea, no fue el mejor Roger-Rafa, pero asistimos a un gran encuentro en el que pudimos ver a un inmenso Federer y a un mejorado Nadal. La final se resolvió con victoria del helvético en tres mangas tras dos horas y tres minutos. Roger volaba y Nadal elaboraba; por detalles se definió el triunfo de Federer. Ganó el tenis —y, obviamente, Federer— porque ya era hora de que estos dos astros del deporte de raqueta más practicado retomaran la rivalidad, y el tenis quiso que fuera por primera vez en casa de Federer. Una rivalidad que es sinónimo de espectáculo. No hay que retirar a leyendas antes de tiempo.— Daniel Morillo Romera.
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