Pobres preparados
Soy de la generación que se conoció como los JASP (jóvenes, aunque sobradamente preparados). Se nos auguraba un gran futuro, allá en los noventa, pero 25 años después una nada despreciable parte de nosotros hemos sido incapaces de desarrollar un proyecto de vida mínimamente acorde con nuestras supuestas capacitaciones. Estoy seguro de que mi caso es el de otros muchos: estudié una carrera superior, trabajé como profesional sin poder ahorrar, fui contratado por una empresa que quebró por impagos de organismos públicos y me reinventé emprendiendo, pero tampoco ha salido bien. Ahora, con 42 años, siendo realista (incluso optimista), con 25 años laborables hábiles por delante, a lo más que puedo aspirar es a ganarme la vida pero viviendo bastante al día y, desde luego, sin lujos; lujos como tener una casa propia, formar una familia o ahorrar para suplementar la jubilación que sé que será misérrima. Siempre comento que estoy seguro de que nuestra quinta inaugurará los “pisos de jubilados”; ya hemos compartido vivienda de alquiler siendo estudiantes y trabajadores, no hace falta ser un visionario para ver que la cosa ha de acabar así. Eso sí, seremos una generación de PASP (pobres, aunque sobradamente preparados). Una lástima.— Alfonso Braulio Escribá.
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