Un asunto espinoso
Recientemente, por primera vez, ha sido condenado a ocho meses de cárcel un ciudadano de Palma por matar a golpes a un caballo de su propiedad. Si este caso, como es de suponer, crea jurisprudencia, se abre un interesante interrogante en el futuro que ojalá nos obligue a un debate serio y civilizado. Porque en España miles de animales son maltratados de forma salvaje y, en la gran mayoría de los casos, sacrificados hasta la muerte amparados en nuestras sacrosantas tradiciones. ¿Cuál es la diferencia? ¿Qué extravagante razonamiento nos autoriza a legalizar unos casos y supone una grave infracción o delito en otros? No ha sido siempre la coherencia una virtud suficientemente valorada en nuestro atávico país. Entre otras muchas, por desgracia.— Emilio Castelló Barreneche.
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