Hollywood paga por la arena de Malibú
Dustin Hoffman, Ray Romano y Pierce Brosnan invertirán 28 millones de euros en la recuperación de la playa Broad Beach
Malibú es uno de los lugares en los que existe una mayor concentración de fama y fortuna, un refugio en el que los grandes nombres de Hollywood han plantado sus hogares. Ahora son esas mismas estrellas quienes han salido al rescate de las playas de esta localidad costera, ubicada al norte de Los Ángeles, aunque su esfuerzo les cueste millones. Dustin Hoffman, Ray Romano y Pierce Brosnan son algunos de los actores y vecinos de la localidad que están de acuerdo en invertir 28,04 millones de euros en la recuperación de una playa en particular, Broad Beach. Steven Spielberg, vecino de la zona durante años, no tendrá que rascarse el bolsillo porque vendió su parcela a pie de playa el pasado verano.
La idea detrás de este proyecto es la de reconstruir la estrecha franja que les separa del mar y en la que se levantan sus mansiones con toneladas de arena traída de varias canteras del interior. Un esfuerzo que finalmente ha sido aprobado por la Comisión Californiana de Costa a un precio de 2,8 millones de euros anuales durante una década. Los vecinos de las 121 viviendas que se extienden a lo largo de los 1,7 kilómetros de costa y que también incluyen al millonario Patrick Soon-Shiong o al guionista y creador de Modern Family, Steve Levitan, se encargarán de la financiación de un proyecto que incluirá la construcción de dunas artificiales con arena traída del interior de California. La arena se depositará sobre una imponente barrera de roca, también construida delante de estas mansiones costeras para protegerlas del empuje de las olas cada vez que sube la marea.
La reconstrucción de Broad Beach viene de lejos y no siempre ha contado con el beneplácito de todos. Un intento anterior de sus residentes de devolver a esta playa privada su aspecto original transportando toneladas de sílice de otras costas colindantes y públicas fue frenado hace una década por la misma comisión que ahora ha autorizado la reconstrucción. Otros esfuerzos incluyeron la construcción de un malecón de emergencia frente a las costas que sirve para frenar el impacto erosivo de las olas. Sin embargo, la obra finalizada hace tres años y con un coste de 3,62 millones de euros no ha conseguido detener la fuerza del mar, con olas capaces de superar los 2,4 metros de muro destinado a proteger los lujosos hogares.
El nuevo intento millonario quiere devolver la playa al estado en el que se encontraba en la década de los setenta, una anchura que confía conseguir y mantener gracias al vertido de 230.000 metros cúbicos de arena cada cinco años. Un volumen al que, si es necesario, los vecinos podrán añadir otros 57.000 metros cúbicos anuales. Las obras comenzarán en primavera. Porque antes, este invierno, está previsto que El Niño lleve a esas costas lluvias y fuertes tormentas que aumentarán las mareas y, con ellas, la erosión de las playas.
El proyecto de reconstrucción, pionero en la zona por su financiación, vuelve a abrir la polémica sobre la privacidad de las costas al dejar en manos de los propietarios de la zona la recuperación de una playa a la que el público no tiene fácil acceso.
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