Un presidente democrático
Un presidente de un país democrático tiene unas obligaciones ineludibles hacia la ciudadanía. Como son las de realizar debates en los que se exponga sus logros y sus planes de futuro. En contestar a cada pregunta que un periodista le haga, pues representan las dudas o problemas de la sociedad. En comparecer cada mes, o cuando sea necesario, en el Parlamento o en audiencias públicas. En justificar sus hechos cuando pueden ser criticados. En repartir la riqueza entre todos los habitantes de la mejor forma, sin importar la ideología. Y muchas cosas más que harían demasiado larga esta carta.
Estas obligaciones ineludibles no se suelen hacer en países del llamado Tercer Mundo, donde no existe la democracia y los presidentes son autoritarios y no reconocen a la sociedad como representada, sino como instrumento.— César Moya Villasante.