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Tribuna
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Defender la biodiversidad

Todos tenemos la responsabilidad de cuidar la naturaleza y detener la pérdida de especies

En mi reciente visita a Vigo he tenido la oportunidad de visitar las Islas Cíes. ¡Qué lugar tan increíble para comprender el valor de la biodiversidad! (hay mucho más en ellas de lo que puede verse a simple vista ya que la mayor parte de las maravillas se encuentran bajo el agua).

Desgraciadamente es evidente que una joya como esta es frágil, demasiado frágil.

Estoy seguro de que la mayoría de los lectores estaría de acuerdo conmigo en que se debe detener la pérdida de la biodiversidad ya que tenemos la responsabilidad de cuidar la naturaleza. De hecho, según recientes encuestas Eurobarómetro, el 80% de los españoles estaría de acuerdo con ello, lo que no es de extrañar, habida cuenta de la belleza salvaje de lugares como dichas islas y las otras muchas reservas naturales de España.

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No obstante, el 71 % de los españoles considera asimismo que la UE debería informar mejor a los ciudadanos sobre la importancia de la biodiversidad, por lo que permítanme que aporte mi contribución en este artículo.

La biodiversidad abarca toda la vasta red de la vida en el planeta. Fundamenta nuestra economía y nuestro bienestar y dependemos de ella para los alimentos, los materiales, el agua limpia, el aire puro y los medicamentos. Nos protege de los fenómenos meteorológicos extremos, como las inundaciones, y contribuye a la lucha contra el cambio climático. Los economistas, al cifrar algo tan sencillo como los insectos que polinizan nuestros cultivos, nos señalan la cifra de 15.000 millones de euros al año en la UE. Uno de cada seis empleos de la Unión Europea depende en cierta medida de la naturaleza y la biodiversidad.

La biodiversidad abarca toda la vasta red de la vida en el planeta. Fundamenta nuestra economía y nuestro bienestar

Sin embargo, las amenazas a este recurso vital son reales. Pocas personas son conscientes de que los cambios inducidos por el hombre en los ecosistemas y la extinción de especies han sido más rápidos en los últimos años que en ningún otro momento de la historia de la humanidad. Reflexionando sobre el período de tiempo disponible, los últimos 60 años, los científicos nos dicen que la mayoría de los servicios que ofrece la naturaleza están o bien en declive, o presentan un panorama desigual en el mejor de los casos. Informes recientes ponen de manifiesto una amenaza para el 30% de las especies protegidas por la legislación de la UE sobre la naturaleza a medida que empujamos bosques, océanos, ríos, lagos y suelos más allá de sus límites. La contaminación causada por los plaguicidas y fertilizantes está poniendo en peligro el 26% de las especies. Para la UE, el coste de no detener la pérdida de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos de aquí a 2020 podría ascender a 50 000 millones de euros al año.

Estas amenazas, en su mayor parte, no son nuevas. En 2011 la Comisión Europea adoptó una Estrategia de la UE sobre la biodiversidad 2020, con el objetivo acordado por los jefes de Estado y de Gobierno de la UE de detener la pérdida de la biodiversidad y de los servicios ecosistémicos de aquí a 2020, restaurar los ecosistemas e intensificar la contribución de la UE para evitar la pérdida de la biodiversidad en todo el mundo. Esta estrategia acaba de ser revisada y los resultados ponen de manifiesto, una vez más, la urgente necesidad de proteger la naturaleza. No solo por su valor intrínseco, sino en aras de nuestro bienestar y del desarrollo económico y del empleo.

Un elemento tranquilizador que se desprende de la revisión es que podemos controlar esta situación. Designar zonas protegidas y garantizar que funcionen en la práctica puede tener efectos impresionantes. En cuanto a los mares de Europa, por ejemplo, las zonas con una elevada protección muestran un repunte del número de especies y un crecimiento de peces consiguientemente mayor. Estas ventajas globales generadas por la red Natura 2000 marina por sí sola ya ascienden a 1 500 millones de euros al año, y dicha cifra se duplicará: casi el seis por ciento de los mares de Europa se ha denominado «zonas marinas protegidas», pero la UE se ha comprometido a una cobertura del 10 % de aquí a 2020.

La contaminación causada por los plaguicidas y fertilizantes está poniendo en peligro el 26% de las especies

Muchos de los marcos de actuación que necesitamos ya están implantados. La UE dispone ahora de una moderna política pesquera común, que pone en un primer lugar la sostenibilidad de los recursos, y ha llegado el momento de una gobernanza mundial de los océanos más eficaz para abordar estas cuestiones en alta mar. El Código de conducta de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura – hemos celebrado su 20º aniversario esta semana en Vigo– ha sido ciertamente una importante fuente de inspiración en el proceso de reforma. Nuestra política está ahora en consonancia con los principios clave del Código: precaución, ciencia y planteamiento ecosistémico. Estamos empezando a ver los resultados, al ser cada vez mayor el número de poblaciones que se pescan en niveles sostenibles. Asimismo, estamos garantizando a través de nuestros estrictos controles que la flota de la UE cumple las normas al pescar dentro o fuera de la UE y los buques extranjeros las cumplen al pescar o desembarcar en la UE. Como demuestran datos recientes, la rentabilidad de la flota comunitaria ha mejorado en los últimos cinco años. La principal razón detrás de esta mejora en la rentabilidad se debe a que las prácticas pesqueras son más sostenibles, lo que ha conducido a que haya stocks en mejor situación y más abundantes.

Nuestra política agrícola común reformada ofrece oportunidades para que los Estados miembros presten mayor atención a las amenazas a la biodiversidad. Pero dichos marcos hay que aplicarlos: corresponde a los agricultores y los Estados miembros garantizar que estas medidas se cumplen y mejoran la situación sobre el terreno.

Sabemos cuánto interesa la naturaleza a los ciudadanos. La Comisión está trabajando en el «chequeo» de la legislación de la UE sobre la protección de la naturaleza para evaluar si está alcanzando sus objetivos de manera eficiente y eficaz. Una reciente consulta sobre el modo en que la legislación se percibe contó con una respuesta masiva, con más de medio millón de personas que pusieron en común sus opiniones. También sabemos que, al menos, tres cuartas partes de los europeos creen que existen graves amenazas para los animales, las plantas y los ecosistemas a los niveles nacional, europeo y mundial, y más de la mitad piensa que va a verse personalmente afectada por la pérdida de la biodiversidad.

Esto no tiene que ocurrir. Este análisis muestra que hay margen para detener la pérdida de la biodiversidad. Una mejor incorporación de la normativa vigente y una aplicación más audaz y ambiciosa mantendrán esta posibilidad abierta. Está en nuestro poder proteger la naturaleza, así que aprovechemos la oportunidad, mientras quede aún tiempo.

 Karmenu Vella es comisario europeo de Medio Ambiente, Asuntos Marítimos y Pesca.

 

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