
El salto desde una viñeta (al escenario)
Amores minúsculos nació como cómic y se convirtió en obra de teatro, nominada ahora a los Max


El 26 de mayo de 2013 se publicó en El País Semanal una viñeta de Casas, Un cortado con la leche fría. En algún lugar de Madrid, Diego Rebollo, parte del equipo creativo Los Zurdos, estaba leyendo el EPS mientras desayunaba, llegó hasta la ilustración de Alfonso Casas y supo que ahí lo tenía.
"Marcó muchísimo a Diego, que se puso a investigar al autor y encontró el cómic Amores minúsculos. Lo leyó, le encantó, nos lo pasó y nos propuso adaptarlo. Queríamos hacer un proyecto teatral muy potente, y lo vimos claro. Era ese". No se equivocó, Amores minúsculos, en versión teatro, está nominada a los premios Max como mejor espectáculo revelación.
Alfonso Casas
Y este es Iñaki Nieto, el hombre que ha adaptado y dirigido la obra de teatro que puede verse a partir de este viernes, 9 de octubre, en el Teatro Nuevo Apolo. Nació en México en 1973, aunque ha perdido totalmente el acento por el camino. "Aunque cuando vuelvo, el acento reaparece", dice mientras apunta algo para no olvidarse en el móvil. Está sentado en uno de los gigantes sofás verdes de la entrada del Nuevo Apolo, tras las puertas de madera, parte del reparto ensaya para el reestreno.
Después de que los tres "zurdos" hubieran leído el cómic, Diego Rebollo quedó con Alfonso Casas en Barcelona aprovechando un viaje que tenía que hacer hasta allí. "Fue en verano de 2013. Alfonso tardó bastante en contestar", recuerda Nieto. Acabaron quedando y la respuesta de Casas, que en realidad estaba muy emocionado con la idea de que Amores minúsculos tuviera una dimensión más fue: "Bueno, adaptarla, pero hasta que no vea el resultado no os doy los derechos".
Samuel Sánchez
El maño se ríe pero lo reconoce: "Es como si viene alguien y quiere casarse con tu hija. Amores es uno de los trabajos de los que más orgulloso me siento, le tengo mucho cariño y claro que me hizo ilusión, pero no quería que la adaptación fuera a cualquier precio". Para Casas, su creación ya tenía una trayectoría que no quería torcer. "Estaba un poco receloso, pero cuando ves que la quiere, que la va a cuidar y respetar (continúa con el símil del padre y la hija y el novio que llega)... entonces sí".
Durante unas cuantas semanas del verano de 2013, Iñaki Nieto se marchó a Fuerteventura para adaptar los bocadillos de esas páginas a diálogos que pudieran pronunciarse sobre un escenario. En diciembre de ese mismo año hubo una reunión entre Los Zurdos y Alfonso Casas, duró ocho horas y fue el día antes de Nochebuena. El 26 se firmó la cesión de derechos.
Alfonso Casas
Era ya 2014 cuando la criatura empezó a tomar forma. El texto ya tenía el visto bueno del "padre", tocaba elegir las caras de los personajes.
"Las largas jornadas de casting las mantendremos en nuestra memoria como unas de las más emocionantes del proceso. Candidatos que venían caracterizados como los personajes del cómic o que realmente parecían salidos de las páginas de Alfonso Casas. Tan dructíferas fueron estas pruebas que conocimos al menos a dos actores por personaje que nos conquistaron, cada uno a su manera. Decidirnos que no queríamos renunciar a ninguno de ellos, por lo que nos lanzamos a la difícil tarea de tener un doble reparto, con todo lo que ella conlleva: dobles ensayos, doble plantilla... y sí, doble locura. Pero también doble emoción que permitía a los espectadores vivir experiencias únicas y volver al teatro para descubrir emociones nuevas cada vez". Así cuentan Iñaki Nieto, Edu Díaz (el tercer zurdo) y Diego Rebollo, cómo fue el proceso de casting en la última edición del cómic, una versión "mayúscula" de Amores minúsculos.
Magaly Briand
En mitad del proceso de elegir los rostros, había también que elegir el vestuario, la música, la decoración... Empezaron los ensayos. De repente, los trazos de los lápices de Casas tenían pelo, pesaban y medían, respiraban. "Para mí es muy emocionante que personajes de dos dimensiones creados en mi casa encerrado de repente tengan latido. Es un trabajo muy solitario. Tanto el momento de crearlo como el de leerlo. El cómic tiene adherido un concepto de estar a solas. Cuando por fin lo vi, me emocioné, verlo y ver lo que la gente del público sentía al verlo", cuenta Casas al teléfono desde Barcelona.
Pablo Castañón es uno de esos personajes. Es Jaime. La primera de las tres historias del libro. Nació en Mieres (Asturias) en 1977 y tiene un álter ego de celulosa. Se presentó en el casting vestido como su personaje, aunque no se afeitó la barba ni se cortó el pelo. Nunca había afrontado un personaje tan "perfilado" de antemano. "Pero sentía que tenía mucho terreno ganado". Lo cuenta durante un descanso del ensayo. También sentado en uno de esos sofás verdes.
Alfonso Casas
Jaime, sobre el papel, es tímido. "Un escritor en busca de inspiración justo en un momento clave en el que tiene un encargo editorial. No la encuentra hasta que no llega Eva. A partir de ahí su vida toma otro rumbo". Amores minúsculos ha ido también cambiando sus metas según iban pasando funciones. Estrenaron en Nave 73, en Madrid, el 10 de junio de 2014. "Teníamos la intención de estar dos semanas", aclara el director. Pero el lleno y las buenas críticas lo alargó. "Nos propusieron otras tres semanas en julio, también se llenó. Y volvimos de nuevo el 18 de septiembre".
Llegó entonces Antonio Fuentes, del Teatro Lara, y la obra se mudó (a medias) a la sala Off del espacio de Malasaña. "Allí hicimos un homenaje a las salas alternativas de Nueva York, y cambiamos un poco la perspectiva. En la sala Off, Amores minúsculos se convirtió en una obra en blanco y negro que mostraba a los actores en un ensayo".
Unai Mateo
En Nave 73 la obra es lo que, más o menos, es ahora. Con los cambios que surgen, simplemente, por el tiempo. "Estuvimos compaginando la obra en el Lara y en Nave 73. Y desde diciembre de 2014 hasta julio de 2015 nos quedamos definitivamente en el Lara, llenando todas las funciones". El director recuerda después la llamada del Teatro Nuevo Apolo, y la oferta de estar en el horario principal del off.
Ese camino hacia una sala grande parece tener la misma base. A todos les gustó esa forma de contar la realidad, simple, habitual y rutinaria. "Son situaciones que todos hemos vivido o deseando vivir. Poder reflejar eso desde un teatro me pareció maravilloso", explica Pablo Castañón. "Es el amor, dentro de toda su complejidad y sencillez. Y eso es una base muy potente sobre la que trabajar", corrobora Iñaki Nieto.
Alfonso Casas
La sinergia papel-realidad ha salido bien. Para el creador y su adaptador, la sinergia es positiva y fluida. Casas cree que la grandeza de una historia radica en su capacidad de adaptarse a varios formatos. "Cuando es susceptible de esa tranversalidad. Está bien que las cosas no sean cajones estancos de los que no puedes salir. Se trata de enriquecerse, y no solo en los amores minúsculos, sino entre cualquier disciplina".
Para el director de la bora, son dos artes que consiguen emocionar y comunicar por igual, cada una a su manera. Solo cambia la estructura para adaptar el texto, pero es viable, y lo consigue".
"Vaya si lo consigue... cada vez que veo la obra, lloro", reconoce Alfonso Casas. Probablemente también llore si Los Zurdos acaban consiguiendo el Max.