Exclusivo vs. viral
Celine y Kenzo encarnan dos estrategias para convertir sus productos en los más deseados
"Si no está roto, no lo arregle", reza un refrán inglés. Pero, por muy tentador que resulte, este dicho no es aplicable al mundo de la moda. Exprimir una fórmula de éxito hasta agotarla (o estropearla) y solo entonces buscar otra con la que sustituirla no suele funcionar. Sobre todo porque no hablamos de cambiar piezas de lavadora sino de tendencias, de discursos estéticos, algo tan impredecible y voluble que suele tardar años en conseguirse. Por eso la evolución debería ser una imposición en una industria definida por la renovación constante. Pararse es morir, al menos creativamente. Y en esta semana de la moda Parisina se ha percibido con claridad el estancamiento de ciertas marcas. Moverse sin rumbo, como están haciendo otras, tampoco es la solución.
Que Phoebe Philo vuelva a su zona de confort tras una colección inusual -la del pasado febrero- resta cierta emoción a su desfile para Celine, pero, de momento, está lejos de suponer un problema. Crítica y clientas parecen sentirse igual de cómodas en ese universo sofisticado, intelectual y a ratos minimalista que ha creado la británica. El domingo abrió su presentación con una serie de piezas lenceras de generoso escote y aún más generosas transparencias. Después llegarían las americanas XL, las gabardinas con cortes laterales y los inspirados tops de manga globo. Los vestidos camiseros ceñidos a la cintura, y los de tipo bailarina en algodón y punto pisado tendrán seguro sus versiones asequibles la próxima primavera verbigracia de las cadenas de bajo coste, otras fieles seguidoras (y deudoras) del trabajo de Philo.
Celine ha llegado a esta popularidad masiva desde la exclusividad más excluyente. Sus precios son prohibitivos y a sus desfiles, con un aforo siempre raquítico, no acude el suficiente número de periodista y blogueros para competir con otras marcas en cobertura digital. Quizá porque son menos accesibles, el deseo y la expectación que genera cada colección se multiplica. Una técnica muy parisina.
Los complementos de esta firma, una de las líneas más exitosas de la casa, merecen un analisis aparte: los bolsos iban desde los sencillos cubos de piel hasta los modelos acolchados que parecían una almohada doblada. Y para aquellos que reniegan de los zapatos con punteras afiladas, una mala noticia: Philo ha decidido que merecen un indulto. Con este remate propone desde manoletinas de piel roja trenzada hasta botines con reminiscencias del lejano oeste.
Al terminar el pase, quedaba la sensación de que Philo ha consagrado la mitad de su talentosa cabeza a esta colección y la otra mitad...
Carol Lim y Humberto León tampoco pasarán a la historia de la moda por el trabajo que presentaron el domingo. Sin embargo, demostraron una vez más que pocos pueden competir con ellos a la hora de vender su producto. Sobre todo en las redes sociales.
Hace ya tiempo que los vestidos no solo deben quedar bien frente al espejo y sobre el papel, sino en el teléfono. Y por eso la presentación de los estadounidenses para Kenzo fue pensada como un ejercicio viral: suena la música y aparecen varias plataformas rectangulares con seis modelos encima de cada una de ellas. De repente las plataformas comienzan a desplazarse por la pasarela como si lo hicieran en una caja de música. Encima, las maniquíes permanecen inmóviles con sus botas a lo Pretty Woman troqueladas y sus vestidos de estampados geométricos. Solo cuando se bajan y comienzan a desfilar al uso pueden apreciarse pequeño detalles, como los cinturones con tres monederos distintos adheridos o los bañadores que asoman bajo tops y pantalones de silueta relajada. "Nos inspiramos en una mujer que incorpora los souvenirs de sus aventuras vacacionales a su armario cotidiano", explican los diseñadores.
Al terminar su recorrido a pie, las chicas vuelven a las peanas. Los creadores salen a saludar y, ante el asombro de todos, los módulos no emprenden su mecánico camino hacia el backstage. Siguen allí, con las modelos congeladas, disponibles para que cualquier asistente se acerque y saque mil millones de fotos y vídeos desde mucho más cerca de lo que nunca ha podido. Imposible salir de allí sin instagramear profusamente. Lim y León han conseguido su objetivo. Una pena que el miércoles Rick Owens decidiese colocar a mujeres a modo de mochilas sobre sus modelos. Nada puede superar el número de conversaciones en Twitter que esta osadía generó. Afortunada o desafortunadamente para los directores creativos de Kenzo, los likes no se traducen en ventas.
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