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3.500 Millones
Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez

Golpe en el "país de los hombres íntegros"

Por Inma de Miguel desde África Occidental.

Gen. Gilbert Diendere, responsable del reciente golpe de Estado en Burkina Faso.

Hace solo dos semanas viajaba a Burkina ilusionada por colaborar con el equipo del país y sus socios locales, activos en la campaña CRECE sobre seguridad alimentaria en un mundo de recursos naturales limitados (dos asuntos de los que Burkina sabe demasiado). Iba a preparar una ceremonia de firmas de los partidos políticos candidatos para las próximas elecciones presidenciales y legislativas del 11 de octubre, bajo la aceptación y alianza de las autoridades de la transición. Las mujeres rurales les pedían que integraran en su programa de sociedad el apoyo a sus necesidades en tanto que actores imprescindibles para llegar a un Burkina libre del hambre.

La ceremonia fue un éxito, los seis partidos con más probabilidades de acceder a la presidencia estuvieron presentes y firmaron su compromiso en el manifiesto de las mujeres rurales, bajo la mirada satisfecha de la Ministra de la Promoción Femenina del gobierno de la transición.

Esta ceremonia era una ilustración del ambiente abierto y esperanzado que se vivía en este periodo de transición iniciado en octubre pasado, después de que el pueblo lograra la retirada del presidente Blaise Campaoré, que "reinó" en Burkina durante 27 años. Después de su caída, el pueblo se volvió a sentir amo y protagonista de su país, tras un largo periodo de concentración de poder político y económico, por fin llegaba la esperanza de un mundo mejor para los 17 millones de habitantes y no para una escasa minoría (Le Monde lo explica bien el vídeo disponible aquí).

Pero el pasado 16 de septiembre, el General Gilbert Diendere, que fue destituido porque dirigía la guardia presidencial (RSP, cuerpo creado y armado hasta los dientes por Blaise Campaoré), lideró un golpe de Estado irrumpiendo en un consejo de ministros y secuestrando al presidente de la transición y a su Primer Ministro. Diendere, conocido por su implicación en numerosos crímenes (entre ellos el del ex presidente Thomas Sankara) y en guerras que se cobraron vidas inocentes en Liberia y en Sierra leona, anuncia tras el golpe la creación después de un proceso “participativo”, del consejo nacional por la “democracia” (CND). ¡Increíble!

La reacción a esta usurpación del poder no se hace esperar. El pueblo burkinabé se moviliza regalando imagines increíbles: hombres y mujeres en la calle en todas la ciudades del país pidiendo la libertad de sus dirigentes y la restauración del proceso de la transición que debía llevar al país a elecciones libres y democráticas el 11 de octubre, en menos de un mes. Los partidos políticos, excepto el CDP, partido del ex presidente destronado Blaise Campaoré, los sindicatos, las organizaciones de la sociedad civil, la Iglesia, y la comunidad internacional (CEDEAO, Unión Africana, ONU, UE y Estados Unidos, entre otros) condenan el golpe y piden la restauración del poder transitorio. La Unión Africana llega a calificar a los golpistas de terroristas y pide bloquear sus bienes. Los sindicatos declaran una huelga general paralizando al país.

Pero esta expresión del pueblo es reprimida fuertemente por les elementos del RSP concentrados en la capital Ouagadougou. Disparan con balas reales y hasta hoy se cuenta más de una decena de muertos y más de un centenar de heridos. En el resto del país las fuerzas de seguridad (policía, gendarmería, ejército) permiten las movilizaciones, y parece que solo Ouagadougou está tomada por los golpistas.

A pesar de esta condena generalizada, de este movimiento ciudadano de resistencia y del pueblo movilizado a miles por todo el país, algunos medias extranjeros se empeñan en calificar al General Diendere como 'hombre fuerte' del país, en vez de reconocer el poder interino del presidente de la Asamblea Nacional como único poder legitimo.¿Fuerte sobre quién? ¿Fuerte para quién? Y la CEDEAO negocia con él como si fuera una parte legitima de la negociación a pesar de que sus tropas siguen matando en la calle a jóvenes valientes que luchan por su libertad, por su futuro.

Ayer, después de una larga espera, las conclusiones de la mediación fueron por fin anunciadas y deberán ser presentadas mañana a la CEDEAO. Trece medidas, entre las cuáles está la restitución del presidente de la transición a sus funciones, pero también la amnistía de los golpistas. Una vez más la voz de una mayoría del pueblo ha sido considerada de la misma manera que los intereses de unos militares con las manos manchadas de sangre que han violado el orden constitucional y democrático. Este cuerpo del que se había decidido su disolución, y que ahora los mediadores proponen su existencia hasta que el próximo presidente electo decida lo contrario.

Esta es una traducción de un texto circulado en redes ayer que me parece ayuda a comprender la situación transponiéndola al contexto francés y europeo:

“Imaginemos: la guardia republicana invade el Elíseo en pleno consejo de ministros, arresta al Presidente, al Primer Ministro y a los miembros del gobierno. Su jefe declara tomar la dirección del Estado. Las manifestaciones de los republicanos son reprimidas con balas reales. Existen pruebas de que el golpe de Estado está ligado a asuntos criminales en curso que cuestionan la jerarquía de ese régimen. En nombre de la Unión Europea, Angela Merkel y Jean Claude Junker vienen a negociar con los golpistas. Ellos aceptan un retorno a la vía constitucional normal si se les da la impunidad y que todas las acciones judiciales lanzadas contra ellos se anulen. Merkel y Junker aceptan. ¿Es esto posible en un país de derecho? ¿En una República?”

La primeras reacciones no han tardado en ser anunciadas: el Balait Citoyen (movimiento ciudadano), junto con el Presidente de la Asamblea Nacional de la transición, y por tanto Jefe de Estado interino, rechazan las conclusiones de la mediación y llaman a mantener la resistencia.

Yo ya estoy en casa, a salvo, ya no oigo en directo los tiros de los RSP contra los manifestantes. Pero en la distancia me siento solidaria con el pueblo burkinabé. Profundamente entristecida por constatar cómo los jefes de estado de la región le dan el mismo peso a la voz del pueblo que a la de un grupo de asesinos bien armados; cómo ponen en entredicho los esfuerzos de casi un año de transición donde se avanzaba hacia unas elecciones democráticas, pero también esperanzada por la valentía y la determinación de un pueblo que no aceptará la injusticia.

Al fin y al cabo, Burkina Faso no es otra cosa que "el país de los hombres íntegros".

Comentarios

Muchas gracias por esta nota que de forma muy clara explica a grandes rasgos lo que ocurre en Burkina.
Muchas gracias por esta nota que de forma muy clara explica a grandes rasgos lo que ocurre en Burkina.
Muchas gracias por esta nota que de forma muy clara explica a grandes rasgos lo que ocurre en Burkina.

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