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CLAVES
Columna
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Palabra de Orban

Lo que plantea el primer ministro húngaro es que la democracia liberal ha fracasado como forma de organización política y económica

El pasado mes de julio, mientras participaba en un curso de verano en el que se analizaba el desafío que populistas, desde dentro, y putinistas, desde fuera, planteaban al proyecto europeo, hice una referencia de pasada al primer ministro húngaro, Viktor Orban, que en un discurso pronunciado al poco de ser reelegido había afirmado que la democracia liberal no era la única forma de organización política aceptable ni necesariamente el modelo que él quería para Hungría.

No había leído el texto original del discurso pero sí recordaba con nitidez las informaciones de prensa relativas a él y, sobre todo, esa frase, que se me había quedado grabada por la barbaridad que suponía en boca del primer ministro de un Estado miembro de la Unión Europea. Por esa razón, recuerdo que me alarmé cuando en el turno de preguntas la embajadora de Hungría, presente en la sala, tomó la palabra para señalar que esas manifestaciones se habían tergiversado por los medios, pues Orban nunca había dicho tal cosa. Y cuando amablemente se ofreció a enviarme el texto original de la intervención de Orban para corroborar su versión, pensé: ¡vaya! ¿Otro caso de los medios distorsionando la realidad y los demás reproduciéndolo acríticamente?

Pues no. La lectura del discurso, facilitado por la Embajada húngara en inglés y en español, no sólo ratificaba la frase sino que la hacía aún más preocupante ya que se veía claramente que no se trataba de un calentón dialéctico en un mitin de partido sino de una reflexión muy meditada y de calado. Lo que plantea Orban en su conferencia del 26 de julio de 2014 en la Universidad de Verano de Bálványos es que la democracia liberal ha fracasado como forma de organización política y económica, por lo que señala la necesidad de romper con ella, dejarla atrás y buscar un modelo alternativo basado en la idea de nación. La Hungría de Orban, la de la patada al inmigrante, el racismo y la xenofobia, las presiones a los medios de comunicación y a los jueces nos lleva avergonzando demasiado tiempo. Y ahí siguen los 12 diputados de su partido, Fidesz, cómodamente instalados en el Grupo Popular en el Parlamento Europeo sin que nadie se plantee expulsarlos. Inexplicable. @jitorreblanca

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