“Tengo una larga lista de motivos para estar enfadado”
Pablo López se define como letrista, intérprete y compositor aunque si tuviera que elegir se quedaría con su faceta de creador
Pablo López gana en las distancias cortas. Este malagueño que se declara intérprete, compositor y letrista, quedó segundo en 2008 en el programa concurso Operación Triunfo. Llenó plazas de toros y vendió miles de discos. Después, se apagaron los focos y tuvo que volver a empezar. En 2014 fue nominado a Mejor Nuevo Artista en los Grammy Latinos por su primer trabajo. Ahora lanza El mundo y los amantes inocentes cuyo primer single, El mundo, consiguió ser número uno en la lista de ventas en España y en descargas de iTunes durante la primera semana de su estreno.
Pregunta. ¿Es bueno en todo o hace verdad el dicho de ‘el que mucho abarca poco aprieta’?
Respuesta. Uno intenta buscar la excelencia pero en alguna cosa quizá me siento más solvente.
P. Se lo pregunto de otra manera ¿si obligatoriamente tuviera que elegir, con cuál de sus facetas profesionales se quedaría?
R. Compositor.
P. ¿Algún antecedente artístico en la familia o lo suyo fue sacar partido a esa guitarra que mayoritariamente queda perdida en el fondo del armario de un adolescente?
R. Ningún antecedente y fue al revés, a los cinco añogents dije que quería un piano y acabaron trayéndome una guitarra, supongo que por espacio y por economía. Después fui pidiendo instrumento tras instrumento hasta que arruiné a mi madre.
P. Participó en Operación Triunfo y quedó segundo. Este concurso parece que contradice la regla de que el nombre de los segundones se olvida rápido. ¿Qué recuerdos tiene de aquella época?
R. Lo podría describir como un parque de atracciones. Entras, disfrutas, pero al final del día se cierra y te tienes que ir a casa. Es decir, sales de OT, llenas plazas de toros, vendes miles de discos…, pero cuando se acaba el programa tienes que empezar de menos cero porque quedan los prejuicios.
P. Y ¿cómo se hace eso?
R. Con el convencimiento de que no quieres hacer otra cosa en tu vida.
P. Como compositor, ¿su inspiración llega más de ser mirón o de vivir concentrado puertas adentro?
R. Soy un absoluto mirón. Todo lo que cuento es mío o lo he vivido en la mesa de al lado, en un hotel o un avión… Hoy por hoy la realidad, para bien y para mal, es mucho más atractiva que cualquier fantasía.
P. ¿En qué momento pasó de escribir canciones para ligar a decidir ser profesional de la música y además querer estar sobre el escenario?
R. Cuando empecé a escribir historias que no podía darle a nadie porque estaban hechas para mí. La hostia de energía que sientes cuando estás sentado al piano con 1.000 personas cantando una canción tuya es indescriptible. Es la única droga a la que estoy enganchado.
P. Calidad y sentimiento al margen, su nuevo disco no es precisamente la alegría de la huerta. ¿Hay que estar un poco atormentado para que le salgan a uno las canciones o lo suyo es temporal?
R. Tengo una larga lista de motivos para estar enfadado. El peor es el torpe egoísmo del ser humano que cree que el mundo va a aguantar sus excesos y que pone fronteras y mira pasaportes.
P. A su familia y amigos, ¿no les preocupa que sea tan intenso?
R. Ja, ja, ja. A todos. Mi madre decía que era un niño viejo. He pecado de no tener inocencia.
P. Si tuviera que hacerse una radiografía personal ¿qué objetos y características diría que le definen?
R. El piano; una copa de vino, que para mí significa compañía, inspiración, risas…; y para ser honestos, el teléfono. ¿Características? Soy extremadamente sensible, mucho; y generoso.
P. Ha confesado que vive con excesivo miedo. Ahora que la vida le sonríe, ¿ha encontrado algún antídoto para ese enemigo?
R. Las personas. Necesito a aquellas que saben explicarme y calmarme. No puedo estar mucho solo, me explotaría la cabeza.
P. “El amor es la fuerza más humilde pero la más poderosa que posee el ser humano”. Esta frase está en uno de sus vídeos, ¿ha encontrado en el amor un asidero para sus inquietudes y miedos?
R. La frase se la he robado a Gandhi. Aunque esté despeinado, el amor es lo que mueve el mundo.
P. Pablo López. Los expertos en marketing habrán querido borrar de la faz de la tierra su nombre. ¿Está de moda ir de normal por la vida?
R. Lo elegí porque siempre he pensado que he venido para quedarme. Tengo 31 años, pero cuando tenga 51 me sonrojaría subirme a un escenario con un nombre que no fuera el mío. Ese fue mi reto.
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