Máquinas sociales interactivas: contando historias a través de emociones
Interactuar con emociones puede dejar de ser un proceso difícil para muchos si se trata de hacerlo a través de máquinas sociales. Esto es lo que se ha convertido en tendencia para ciertas organizaciones, empresas y profesionales creativos cuyos buscan vender, promocionar o simplemente compartir con el consumidor un producto, una causa o una experiencia.
Estas máquinas sociales, en cierta manera, tratan de modificar el funcionamiento tradicional y cambiar el intercambio económico por el interactivo. Normalmente, estas máquinas apuestan por reglas que buscan acciones totalmente inusuales y divertidas donde el participante puede adquirir su recompensa, es decir, el producto deseado.
Este es el caso de la máquina dispensadora ingeniada por la agencia de publicidad Joe Public para la marca de cafés Douwe Egberts, quienes se inventaron la eficaz forma de promocionarse con una máquina que ofrecía cafés gratuitos cuando los consumidores bostezaban.
Parar ello, colocaron en el aeropuerto OR Tambo International de Johannesburgo una máquina dispensadora, como la que habitualmente se ven en las estaciones, terminales y aeropuertos, pero con la diferencia de no tener un orificio donde se deposita el dinero. En su lugar, había una cámara de reconocimiento facial que reaccionaba a la expresión de los consumidores mientras daban vueltas buscando un lugar por donde pagar.
Lo que hace Douwe Egberts es básicamente interactuar mediante las emociones: algo tan humano como un bostezo se comunica con algo tan frío como una máquina expendedora. Una forma eficaz de lograr una vinculación con su marca.
De la misma manera, pero a modo distinto, fue lo que organizó la organización benéfica Fashion Revolution, quienes colocaron en las calles de Berlín una máquina expendedora que ofrecía a los transeúntes camisetas por tan solo 2 euros, y fue la campaña que ellos llamaron “The 2 Euro experiment”.
Para conseguirla, los usuarios primero tenían que ver un vídeo sobre los trabajadores explotados en los talleres clandestinos que hacen posible que haya ropa tan barata en el mercado.
La organización lanzó este vídeo el 24 de Abril, también conocido como Fashion Revolution Day (Día de la Revolución de la Moda), conmemorando el desplome del Rana Plaza de Bangladesh en 2013, donde fallecieron más de 1000 trabajadores de ropa que estaban preparando piezas para marcas extranjeras en condiciones totalmente inseguras.
La campaña de Fashion Revolution consistía en el de concienciar a la gente de empezar a preguntarse sobre el origen de su ropa, el dónde y bajo qué condiciones ha sido hecha. Es sorprendente como las reacciones y los gestos de cada individuo cambian después de la interacción.
De otro modo pero siguiendo las mismas directrices, Tobias Gutmann, un joven artista e inventor, ha visto la ilustración como herramienta para la interacción social.
Desde el 2012, Tobías ha estado viajando por el mundo con su curiosa máquina expendedora de dibujo analógico que imprime coloridos y peculiares retratos, según los gustos del visitante. Pero en realidad, Gutmann cree que puede haber una interacción sin necesidad de utilizar la tecnología; él mismo, es quien esboza, colorea e “imprime” los retratos utilizando materiales sencillos.
Su máquina social e interactiva “Face- o- mat” promueve la interacción social y rechaza tecnologías excesivamente complicadas. Es plegable y puede ser construida con cartones, madera e otros materiales encontrados en la calle.
El invento de Gutmann ya ha visitado ciudades como Estocolmo, Milán, Tokio, Londres, Copenhague, Basilea, Frankfurt, Madrid, Zurich, San Francisco y París, produciendo más de 1.500 caras.
Más recientemente, Tobias ha transportado su máquina social a su país natal, Papua Nueva Guinea, donde él mismo junto con la comunidad local de Wamangu, un pueblo que se encuentra oculto en los bosques, construyeron la nueva versión de la máquina utilizando materiales naturales. Cada persona que interactúa con la máquina queda con una obra de arte personalizada, quedando capturada su personalidad como pieza única en la composición.
Ya sea a través de campañas publicitarias, tecnología avanzada o herramientas básicas de diseño, la creatividad no impide interactuar con nuestras emociones; estas máquinas sociales interactivas nos enseñan de alguna manera a ser un poco más humanos y nos impulsan a dejarnos llevar por las experiencias del día a día.
Comentarios
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.