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Migrados
Coordinado por Lola Hierro

La exclusión sanitaria acaba, pero la lucha continúa

Lola Hierro
<span style="font-size: 8pt;">Un inmigrante se manifiesta en 2012 por la retirada del carné sanitario. / ULY MARTÍN (EL PAÍS)</span>
Un inmigrante se manifiesta en 2012 por la retirada del carné sanitario. / ULY MARTÍN (EL PAÍS)

Natalia quiere saber si ya, por fin, puede ir al médico. Si no la despacharán como ha ocurrido todas las veces que lo ha intentado durante los últimos tres años. Tampoco es que le urja mucho porque de momento no se encuentra demasiado mal, pero lleva seis años sin que la examine un doctor. De estos, durante los dos últimos ha sufrido de vez en cuando los terribles dolores estomacales que la aquejaron años atrás, en su Ucrania natal. Primero no iba porque se encontraba bien. Y, cuando dejó de estarlo, se enteró de que no podía porque el Gobierno español había retirado la tarjeta sanitaria a todos los inmigrantes que, como ella, están en situación irregular. Lleva aguantándose dos años largos ya.

Natalia limpia casas por la mañana, cuida ancianos por la tarde y vive en un piso de Alcorcón con su marido, también ucraniano. Su hermana y su cuñado también están en la capital. No son de los que vinieron a raíz de la guerra; ellos llevan aquí bastante tiempo, unos tres años, y es ahora cuando están a punto de conseguir los papeles. Pero, mientras que su hermana Svetlana domina bastante bien el idioma, a Natalia se le ha atravesado un poco, así que le cuesta mucho esfuerzo enterarse de lo que cuentan los periódicos o las televisiones, o sus propios vecinos, sobre los nuevos cambios en materia sanitaria para migrantes como ella.

Natalia me pregunta si ya puede ir al médico a que le revise el estómago. "Seis años son muchos años", me dice con dificultad. Un momento antes, ha confundido la palabra "termómetro" con "alfombra". Con semejante cacao mental, parece normal que no entienda qué debe hacer ahora. La cuestión es que tampoco sé muy bien qué contarle porque yo misma estoy hecha un lío. Nos han pillado a todos las vacaciones por en medio y, haciendo memoria, lo primero que me viene a la cabeza son un puñado de titulares muy random. Empiezan por queAragón, Valencia, Baleares y Cantabria devuelven la sanidad a los inmigrantes, siguen por Cifuentes dando la orden de que Madrid también dé atención médica a la de ya. Luego, algo de que Rajoy amenaza con multas a las autonomías que han tomado esta decisión. Por en medio, Ciudadanos remando en la dirección contraria y el Gobierno diciendo que Europa nos iba a castigar muy mucho por atender a inmigrantes pese a que, en realidad, el Consejo Europeo juzgó esta medida como ilegal.Y, de repente, el Gobierno recula y va a dar la sanidad gratuita a todos.

Inmigrantes en el centro de salud de Embajadores en Madrid. / ULY MARTIN (EL PAÍS)

Vale; visto así suena todo muy bien. "Natalia, ahora sí puedes pedir hora al doctor", le digo. "¿Y no me van a cobrar?", me pregunta. Recuerdo otra noticia salida estos días estivales que desvelaba queal menos 556 inmigrantes han pagado facturas indebidas en 11 hospitales de Madrid. Yo le digo que no se preocupe, pero a mí sí me preocupa porque no tengo noticia de que exista ya un protocolo para atender a todas estas personas necesitadas de un doctor.

Tres años de lucha titánica

Hoy hace tres años que se aprobó la norma del Ministerio de Sanidad que dejaba sin sanidad a todas las personas en situación administrativa irregular en España. Una norma defendida a capa y espada por el Gobierno, que siempre mantuvo que se estaba dando atención a todo el mundo. Una norma que se saltaron a la torera algunas comunidades valientes como Asturias, Cataluña, País Vasco o Andalucía, donde yo vi con mis propios ojos cómo esa supuesta desobediencia amainó un poco los padecimientos de prostitutas africanas, magrebíes que vivían en la calle y enfermos crónicos de todas partes del globo que no tenían ni para comprarse un bocata. Lo más importante: una ley que en estos tres años ha hecho sufrir a cientos de miles de personas de manera absolutamente innecesaria.

Estoy feliz porque el Gobierno haya dado marcha atrás y vaya a devolver la sanidad a todo el mundo, aunque me encantaría escuchar unas disculpas a los miles de enfermos que han perjudicado con su burocracia y sus maniobras políticas. Porque, para mí, todo este circo no ha sido más que un jueguito para quedar bien con los votantes de la derecha con la excusa de ahorrar. Sí, excusa, porque aún estoy esperando a que alguien demuestre con números ese supuesto ahorro. De verdad que me encantaría que Rajoy y la ministra Mato fueran casa por casa de cada afectado diciendo: "Hola, Fulano. Te pido disculpas por haberte dejado sin antirretrovirales". "Hola, Mengana, perdónanos por haber puesto tu vida y la de tu bebé en peligro cuando ibas a dar a luz". "Hola, Zutano, espero que algún día puedas disculparnos por impedir que te dispensaran el tratamiento para tu enfermedad coronaria"... No son casos inventados: Médicos del Mundo, entre otras organizaciones, tiene numerosos testimonios y ejemplos bien documentados a disposición de quién quiera enterarse de lo que de verdad ha provocado esta ley racista. Y tampoco se han escatimado esfuerzos a la hora de publicar informes detallando los efectos de la misma. Éste de Médicos del Mundo,éste otro de Red Acogeo éste de Amnistía Internacional son tres buenos ejemplos.

Protesta de ONG y sociedades médicas frente al Ministerio de Sanidad. / CLAUDIO ALVAREZ (EL PAÍS)

Pero bueno, después de todo, hoy es un día para celebrar porque parece que de alguna manera la situación de Natalia y de tantos otros migrantes va a mejorar aunque el Gobierno siga reticente a hacerlo abiertamente.Ya están poniendo requisitoscomo que el beneficiario lleve al menos un año empadronado o pueda demostrar que no tiene recursos. La realidad, sin embargo, nos dice que tendrán que dar su brazo a torcer. Durante estos años de exclusión, en la que solo se podían atender partos, menores y emergencias, casi todas las Comunidades, incluidas las del PP, crearon programas especiales para atender a los sin papeles. Ahora no va a ser menos. Como dice mi padre siempre, "no se pueden poner puertas al campo".Aunque, también es verdad,un poco sí desconfío y me pregunto si todo esto no será una maniobra electoralpara mejorar la maltrecha imagen del partido del Gobierno, ahora que las elecciones están a la vuelta de la esquina. Espero que no.

A todo esto: Natalia sigue sin tener ni idea de si puede o no puede ir al médico ya sin que le extiendan una factura. Y yo, al final , la he mandado a que pregunte aMédicos del Mundo,Red Acoge,Amnistía Internacionalo elObservatorio del Derecho Universal a la Salud, por no hablar de los miles de voluntarios y de pequeñas asociaciones locales de ayuda al inmigrante. Todos ellos son los que más saben de esto, pues no en vano llevan tres años investigando, denunciando y trabajando mucho, muchísimo, para tumbar esta ley y conseguir que nos devuelvan la sanidad universal. Cualquier mejora tendrá mucho que ver con ellos.

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Sobre la firma

Lola Hierro
Periodista de la sección de Internacional, está especializada en migraciones, derechos humanos y desarrollo. Trabaja en EL PAÍS desde 2013 y ha desempeñado la mayor parte de su trabajo en África subsahariana. Sus reportajes han recibido diversos galardones y es autora del libro ‘El tiempo detenido y otras historias de África’.

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