Refugiados en nuestra conciencia
Aunque pretendamos engañarnos y dejar pasar los días con la prensa, radio y televisión anunciándonos el drama de los refugiados, sabemos en lo más profundo que algo está yendo mal, que algo no es como debería ser. Es como si nuestra mente dijera: “Ya lo pensaré mañana”. Pero llega ese mañana y después de atender a nuestro trabajo o a nuestra familia o a cualquier ocupación cotidiana volvemos a lo mismo. Pero ya hay más muertos, muchos más, y vemos fotos que no toleraríamos en nuestro medio, en nuestra ciudad, en nuestro país. Es difícil, muy difícil porque tampoco sabemos, individualmente, lo que hay que hacer. Pero sabemos que hay que hacer algo y no quedarnos con esa sensación de estar refugiados en nuestra conciencia.
Porque sabemos que el problema está en el origen, en los países de esa pobre gente y en las mafias que se lucran con toda impunidad ante la hipócrita mirada de una Europa que parece que solo le preocupe la estabilidad del euro y que se escandaliza farisaicamente ante otros problemas que no ponen en peligro la vida de niños, mujeres y padres de familia que tienen el mismo derecho que nosotros a vivir de una manera digna.— Mariano Ara Baguena.