11 confesiones improvisadas, por Eddie Redmayne
Tras ganar el Oscar, el actor inglés que ha sido nombrado embajador de OMEGA, se encuentra en el mejor momento de su carrera
Lo hemos visto desgañitarse por las libertades de la Francia del XVIII en Los miserables, pasear por un Bilbao futurista en El destino de Júpiter, caracterizado como Stephen Hawking en La teoría del todo y, muy pronto, con tacones y peluca en La chica danesa. Eddie Redmayne (Londres, 1982) se atreve con esto y más –acaba de ser nombrado embajador de OMEGA-, algo que se entiende al recordar sus orígenes: ha vivido en el pijísimo barrio de Chelsea, se ha formado en las elitistas Eton y Cambridge, habla con el perfecto inglés británico que escucharíamos en la BBC… Cumple todas las condiciones para ser una posh celebrity de libro. Ahora, que se encuentra en el mejor momento que haya conocido jamás, nos citamos con el actor en Londres para que nos cuente qué es lo que tiene en la cabeza.
Nada más ganar el Óscar… tuve que volar a Heathrow para volver a trabajar. ¡Tenía un resacón!
Me encantaría seguir una rutina. Mi mujer se ríe mucho porque siempre quiero saber lo que está pasando. Y ya ves que en mi profesión no hay ningún orden (jaja). Hay turnos, todo cambia y al volver a casa todo está patas arriba, sin orden, ¡es un caos!
Acabo de casarme. Tengo muy poca experiencia como marido. Pero me está encantando. Con todos los cambios de ritmo que tengo, la verdad es que Hannah [su esposa] tiene bastante paciencia conmigo.
El lujo es… Cuando puedes reconocer que algo ha sido perfectamente fabricado sin que llame mucho la atención.
El estilo femenino es… que un chica esté cómoda consigo misma y se vista sin esfuerzo a juego con su personalidad: no hay nada más atractivo.
Estudié con el príncipe Guillermo en Eton… y no le he vuelto a ver desde entonces. Solíamos jugar mucho al rugby juntos, era un tío majo.
También he estudiado en Cambridge, vivido en Chelsea, me he podido convertir en un actor popular… He tenido suerte.
Mi primer reloj fue un Swatch. De hecho, cuando me licencié todavía llevaba uno. Mi padre, que es banquero y todo un icono del estilo, tenía un Omega precioso, muy sencillo y con una correa negra. He tenido mucha suerte de haber conocido a personas de la industria de la moda, diseñadores con los que he logrado entender ese mundo, comprender la herencia, el legado y la artesanía de una marca como Omega. Estos tres aspectos siempre me han fascinado. Hasta la Royal Air Force del Ejército británico empleó relojes de Omega. La tecnología puntera que utilizan es inigualable.
Acaban de nombrarme embajador de Omega... y tienen un legado que me fascina. Al actuar en una película, lo haces por pasión, trabajas para personas a las que respetas y que te importan. Para OMEGA, además, hay una historia detrás: ya sea su relación con la NASA, con el ejército, con los Juegos Olímpicos...
Me siento cohibido con facilidad. Estoy seguro de que hay mayores defectos, pero es algo que me ayuda a mejorar durante los rodajes: si una parte de ti se siente cohibida y juzga cómo lo estás haciendo, fallas. Y eso te ayuda a superarte.
Mi mayor aspiración… es seguir actuando en pelis con historias interesantes… Vamos, no quedarme sin trabajo.
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